Nuevo escándalo, nueva dimisión
(¿o cese?) y nuevo nombramiento en una importante parcela
política de nuestra nación. Se trata de la Dirección (con
rango de Secretaria de Estado) del Centro Nacional de
Inteligencia, “organismo publico responsable de facilitar al
Presidente del Gobierno y al Gobierno de la nación las
informaciones, análisis, estudios o propuestas que permitan
prevenir y evitar cualquier peligro, amenaza o agresión
contra la independencia o integridad territorial de España,
los intereses nacionales y la estabilidad del estado y sus
instituciones”, según se establece en el art. 1 de la Ley
11/2002 reguladora de este Centro.
Y se vino en nombrar para la dirección de este importante
organismo a Alberto Saiz Cortés, Perito Agrícola, quien
había desempeñado una Consejería en la Autonomía de Castilla
La Mancha siendo presidente José Bono y quien, por cierto,
denunció que “el gobierno de Aznar podría haber evitado los
atentados del 11/M si se hubiese prestado atención a los
informes del CNI”, lo que no obviaba que él dedicara a
agentes del Centro para limpiar de algas su piscina, guardar
en la nevera del organismo las piezas de sus cacerías
utilizando para ello un todo-terreno comprado por el CNI
cuya sangre limpiaban los agentes, quienes también tenían el
“encargo” de comprar cosechas de patatas de un familiar del
Director que traían desde Galicia, que realizó
construcciones en su residencia por valor de 350.000 euros
con mano de obra del Centro, que ordenó pinchar el teléfono
de un amigo para espiar a la asistenta del mismo, o sea,
todo un dechado de acciones que no han servido para
ejemplarizar ni para tomar de norma por quienes deben ser
modelo en sus actuaciones como responsables de altos cargos
de la Administración del Estado.
Al ser el CNI un organismo que debe cuidar en todas sus
actuaciones los destalles concretos de organización,
estructura interna, medios y procedimientos, personal,
instalaciones, bases y centros de datos, fuentes de
información y otras cuestiones que pudieran conducir al
conocimiento de las anteriores materias, que constituyen
información clasificada con el grado de “secreto”, se hace
necesario, también, el que cuente con una dirección seria y
rigurosa, profesionalizada al máximo, tanto en el trato como
en el ejercicio de la actividad que desarrolla, teniéndose
en cuenta que para su desenvolvimiento cuenta con un
importante presupuesto de fondos reservados, también
regulado por Ley, para preservar identidades,
acontecimientos, lugares o fechas relacionadas con
actividades o fuentes del Centro. De este servicio que se
integraba en el Ejército y que coloquialmente era denominado
2ª Bis hasta la creación del Centro Superior de Información
de la Defensa (CESID), que fue mandado por el Capitán
General Gutiérrez Mellado, jamás se tuvieron mas
informaciones que las relativas a cambios de estructuras de
funcionamiento o de dirigentes del mismo, pasando totalmente
desapercibidas, como debe ser en un ente que su principal
actividad se dirige, como hemos mencionado, principalmente,
a salvaguardar la integridad e independencia de la nación.
Con el nombramiento del Teniente General Félix Sanz Roldan
para el cargo de Director del Centro Nacional de
Inteligencia, por sus conocimientos en la materia, por su
prestigio profesional, por su larga experiencia de la
milicia (hay que tener en cuenta que la mayor parte de la
plantilla de este organismo la forma personal procedente del
Ministerio de Defensa) “se abre una nueva etapa en la que se
esperan mas logros en la seguridad que es lo que importa”,
como ha dicho la Ministra Chacon con motivo de la toma de
posesión de este prestigioso militar (que ha desempeñado los
cargos de Jefe del Estado Mayor de la Defensa, Jefe de la
Brigada Acorazada, Jefe del Estado Mayor combinado
Hispano-Americano, Director General de Política de Defensa y
General de Ejército, máximo rango que se da actualmente en
la milicia española) que, estamos seguros, vendrá a
desarrollar una muy estimable labor en el desarrollo de la
importante misión que le ha sido confiada.
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