Cuando le digo dónde fuimos
presentados, me mira con esa mirada de guasa que tiene toda
la traza de ser gaditana. Aunque nunca, al menos que yo
sepa, Carlos haya vivido en la Bahía Gaditana. Pero los
aires de Cádiz suelen llegar hasta los chirlos mirlos. Y
Ceuta, precisamente, está a tiro de piedra.
La guasa de Carlos Chocrón, que como digo se expresa en sus
ojos, aparece cada vez que le recuerdo que nos presentaron
el 19 de julio de 1982. A las dos de la tarde. En el Parador
Hotel La Muralla. En una esquina de la barra de la cafetería
convertida en tertulia, y que tenía por nombre ‘El Rincón’.
Y en el colmo de mis alardes memorísticos, hasta me permito
el lujo de acordarme de los demás contertulios que ese día
peroraban con nosotros.
Cuando hablo de la guasa de Carlos, me estoy refiriendo a
cierta gracia seria, en reposo, disfrazada de cinismo y un
mucho de ironía, que diría Pedro Manuel Payán Sotomayor.
Autor de ‘El Habla de Cádiz’. Gracia filtrada por la razón
de la que echa mano Carlos para que yo deje de presumir de
tener tan bien ordenada la alacena de la memoria.
No obstante, en cuanto paso a decirle que aquel día él iba
vestido de dulce; es decir, atildado en su mejor acepción. Y
que tenía tan buena facha que nos dejaba a todos huérfanos
de las miradas femeninas, principia a crecerse y se pone en
disposición de oír las cosas no como fueron sino como yo las
recuerdo y se las cuento.
A Carlos Chocrón, en momentos así, o sea, cuando yo me pongo
a relatar anécdotas exageradas y vividas en los años
ochenta, la alegría le puede y consigo que alguien tan
comedido se abra incluso para decirme lo mal que le caía el
mucho atrevimiento con que yo me empleaba en aquellos
tiempos.
En cambio, mi respuesta es seguir regalándole el oído. Y
saco a relucir su sentido de la perfección. Porque, por si
alguien no lo sabe aún, Chocrón es un perfeccionista. Lo
cual, dicho sea de paso, resulta tarea tan imposible cual
causante de desasosiego en quienes andan tras semejante
consecución. Pero es tal su constancia que en bastantes
ocasiones nuestro hombre roza el milagro.
Hay, sin embargo, una época de la que nunca hablamos. La del
dolor llegado de improviso, a traición, y que hace que mi
amigo deba pasar por todas las fases que ese enorme dolor
impone. Aquí sí que las cosas no son como se recuerdan sino
como fueron. De modo que a mí sólo me cabe destacar la
importancia de Moisés, el hijo de Carlos y Alicia,
cuya influencia ha sido vital para que ambos sigan en la
brecha. Y la mejor demostración es el acontecimiento que hoy
vamos a vivir en el Parque Marítimo del Mediterráneo.
En el Parque Marítimo del Mediterráneo se van a celebrar los
sesenta años de vida que tiene la prestigiosa firma ‘Chocrón
Joyeros’. Y el hecho será aprovechado para inaugurar
oficialmente la nueva Boutique Ch-Ceuta. Lo cual ha
despertado una gran expectación.
Creo que ha llegado ya la hora de que a Carlos Chocrón se le
reconozca su obsesivo interés porque Ceuta sea muchas veces
noticia agradable en toda la Península. Esta noche, en un
marco incomparable, se verá nuevamente que su amor por esta
tierra está basado en hechos y pocas palabras. De modo que
la distinción debe aprobarse cuanto antes.
|