La Escuela de Enfermería acoge estos días uno de los cursos
de la oferta de verano de la Universidad de Granada en
Ceuta. Uno de los ciclos con mayores posibilidades prácticas
y de utilidad para el ciudadano en general pues tiene como
objetivo enseñar las técnicas de Soporte Vital Básico y el
uso de desfibriladores semiautomáticos. Un curso que según
la coordinadora, Lucía Prieto, cuenta con ponentes de primer
nivel como Elías Rovira y Ángel López González, afamados
especialistas e investigadores dentro del campo del Soporte
Vital Avanzado.
La casualidad puede hacer que uno se encuentre mientras
pasea por la calle o mientras viaja en automóvil a una
persona que está en parada cardiorespiratoria. “Esta es una
situación que ocurre con más frecuencia de lo que uno puede
pensar”, recordó Prieto. Por ello es importante que no sólo
los sanitarios tengan conocimientos para actuar. “Está más
que demostrado que la primera asistencia, tenga o no
formación cualificada, es fundamental para la supervivencia
del individuo y en cómo sobrevive luego”, precisó.
El objetivo es, por tanto, el de ofrecer a la población unos
conocimientos mínimos para que actúen con decisión al
encontrarse con casos delicados. Más allá, personalmente, la
profesora de la Escuela de Enfermería y coordinadora del
curso considera que la reanimación cardiopulmonar básica
“debería ser de obligado conocimiento de la ciudadanía, como
la seguridad vial”.
El perfil de los inscritos en el curso es de lo más
heterogéneo, por eso durante los dos primeros días se han
dado sesiones conjuntas con contenidos comunes. Ayer se
dividió en dos el grupo, separando a las personas con
conocimientos sanitarios de las que no lo tienen. Unas
profundizarán en las técnicas de primeros auxilios
(inexpertos) y otras en el Soporte Vital Avanzado
(sanitarios).
Entre esos conocimientos básicos están las tres claves ante
toda situación de heridos con parada cardiorespiratoria:
Proteger, avisar y asistir. Primero proteger a la víctima y
al actuante, después avisar a los sanitarios y a las
emergencias y luego dar asistencia mediante el boca a boca o
la reanimación cardiopulmonar, según explicó Prieto.
La fase práctica del curso se inició ayer. Ante una temática
de este calibre no podían faltar los maniquíes. Con ellos
practicaron.
El primer paso es el de analizar la situación en la que se
encuentra el herido. Hablar con él para cerciorarse si está
consciente. Tocarlo por si no oye pero aún así está
despierto. En el caso de que no lo esté se procede a
efectuar una colocación correcta del individuo. Además se ha
de cerciorar si respira o no. Para ello hay que observar su
pecho o la boca. Si no lo hace entra en juego la maniobra
frente- mentón para abrir las vías respiratorias.
Es necesario comprobar también el pulso del accidentado. Si
tiene todo será más sencillo, porque sólo habrá que insuflar
mediante el boca a boca. En caso contrario habrá que
practicar la reanimación cardiopulmonar con el boca a boca y
las contracciones.
La actuación inicial consta de dos ventilaciones y treinta
compresiones torácicas. “Es fundamental sellar la boca del
individuo para que no se pierda aire”, recordó. Antes de
contraer se debe retirar cinturones, collares o fajas para
aliviar la presión.
Conocer bien la técnica del masaje es vital. El actuante
debe estar perpendicular y sobre el accidentado. Una palma
sobre otra palma de la mano encima del esternón. El esfuerzo
se hace con el peso del cuerpo. No hay movimiento de los
brazos, que deben estar anclados. El ritmo va al son de dos
compresiones por segundo, por lo que debe haber cierta
velocidad.
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