LUNES. 29
De regreso del ambulatorio sito en el recinto, me encuentro
con que es muy temprano para estar dando barzones por el
centro de la ciudad. Y a punto estoy de volverme a mi casa.
Pero al pasar por delante de la terraza de la cafetería del
hotel Ulises, siempre muy animada, llaman mi atención
Alfonso Conejo e Isidro Hurtado de Mendoza.
Decido compartir mesa con ellos. Y, cuando nos damos cuenta,
hemos estado casi dos horas charlando. Con ambos me unen
magníficas relaciones. Y solemos hablar con la tranquilidad
que propicia la confianza de saber que nunca hemos
tergiversado nuestros comentarios. Atrás quedaron los
tiempos en los cuales Isidro y Alfonso ejercían de diputados
y estaban al frente de consejerías destacadas. Jamás,
entonces, tuvieron el menor reproche hacia mí y ni por asomo
me mostraban su enfado cuando diferían de mis opiniones. Y
es que tenían asumido que debían aceptar las críticas. Sobre
todo porque nada tenían que ocultar. Hoy, hemos mirado hacia
atrás, y hasta nos hemos reído recordando anécdotas de un
pasado que tuvo sus cosas buenas y sus guasas.
MARTES. 30
Ya sabemos de manera oficial lo que le sucede a Fernando
Abad, secretario técnico de la Asociación Deportiva
Ceuta. El madrileño ha dicho que le han diagnosticado una
fibrilación auricular y que está esperando a ver que le
aconsejan los médicos, después de que analicen los
resultados de las distintas pruebas que le vienen haciendo.
Lo que no entendemos es por qué la directiva ha esperado a
que el rumor, en este caso sí convertido en noticia, haya
circulado muchos días por tertulias y corrillos, antes de
proponerle a su empleado que confirmara lo que era un
secreto a voces: que no está en condiciones de ejercer el
cargo, actualmente, para el que fue contratado casi recién
terminada la Competición. Estamos, no lo olviden, en plena
campaña de contrataciones. Y creo que la labor de un
secretario técnico, de un equipo de Segunda B, es ahora
cuando adquiere plena relevancia. Y, por lo que estamos
viendo, la de Abad no destaca precisamente en sentido
alguno. Luego, cuando nos habla de su contrato y de cómo de
haber querido se habría aprovechado de las circunstancias
cobrando íntegramente su contrato y tal y tal, como diría su
añorado Jesús Gil, también nos deja en blanco. Por lo
tanto, las declaraciones de Abad, mientras Carlos Orúe
está recomendando jugadores, más bien invitan a pensar que
le han sido dictadas desde el club. Con el único fin de
aliviar en parte el enorme fiasco cometido por Cecilio
Castillo. Por lo demás, sólo nos queda desearle pronta
recuperación al madrileño.
MIÉRCOLES. 1
Es la hora del aperitivo. La barra de la cafetería del hotel
Tryp está repleta de clientes. Se habla de todo. Y sale a
relucir que venir a Ceuta cuesta el ojo de una cara. Y
tanto, dice alguien que está pendiente de cuanto se habla en
el grupo del cual formo parte. Mire usted, dice quien
acostumbra a viajar desde Algeciras con el deseo de generar
empleo en esta ciudad, estoy pensando en venirme con el
barquito que tengo para salir a pescar los fines de semana.
Porque lo que no estoy dispuesto a tolerar es que me sigan
cobrando 45 euros por un billete. Así, entre ida y vuelta la
cosa se me pone en noventa euros. Una barbaridad. Un atraco
a mano armada, mírese por donde se mire. Y a partir de ese
momento las críticas contra las navieras se suceden sin
solución de continuidad. Y la verdad es que todas son más
que justificadas. Hay, sin duda, una ira concentrada en
todas las personas que deben coger el barco para ir a la
Península y venir. Y, cualquier día, esa ira concentrada se
convertirá en cólera dispuesta a poner las cosas en su
sitio. Ya está bien que, por razones que a nadie se le
escapa, el precio de un billete de barco cueste lo que
cuesta. Y lo malo del asunto es que nadie es capaz de poner
remedio a un mal que perjudica gravemente a la ciudad.
JUEVES. 2
Vuelve Javier Díez Nieto a pasar por esta galería
dominical. Y confieso que no me importa repetirlo. Ya que si
alguien merece la insistencia del homenaje es, sin duda, el
viceconsejero de Recursos Humanos. Y es que Javier es un
conversador magnífico y da gusto enrollarse con él. Máxime
cuando la temperatura es alta y apetece buscar refugio en un
local donde tiren bien la cerveza. Que es lo que hemos hecho
hoy. De lo que hemos hablado no diré ni pío. Faltaría más
que me pusiera yo a propalar lo que piensa el viceconsejero
de ciertas cosas. En fin, que cuando me estoy despidiendo de
Díez Nieto aparece en escena Luis Parrillas. Y con él
me quedo a comer. Con Luis me lo paso bomba. Ya que es tan
buena gente como gran contador de cosas. Y, además, tenemos
la suerte de compartir amistades en Córdoba. Donde él tiene
fijada su residencia. Aunque cada semana pasa dos o tres
días en Ceuta. Generando empleo.
VIERNES. 3
Me llama Ángel Muñoz para comunicarme la muerte de
Carlos García Bernardo. Toda muerte me afecta. Pero la
muerte de un amigo me causa un dolor enorme. La de Carlos,
tras una enfermedad que nos hacía pensar lo peor, no por
esperada ha dejado de impresionarme. Carlos, a quien conocí
en el verano de 1982, se había ganado mi afecto. Bueno,
Carlos se ganaba el afecto de cuantos tenían la oportunidad
de tratarle. En los últimos años, mis relaciones con él, que
siempre habían sido muy buenas, acabaron por convertirse en
excelentes. Raro era el día en el cual no disfrutásemos de
la oportunidad de charlar de todo un poco. Pero a Carlos le
gustaba, sobremanera, sonsacarme mis opiniones
futbolísticas. Y a mí, dado que me caía tan bien, allá que
me ponía a explicarle detalladamente cuanto podía sobre
cuestiones técnicas, tácticas o físicas del deporte que él
más amaba: el fútbol. Te echaré de menos, amigo; te echaré
de menos cada vez que pase por ese paseo del Alcalde
Sánchez-Prado. Que era, bien porque venías del Ayuntamiento
o porque ibas hacia él, donde casi siempre nos veíamos y
hacíamos un alto en el camino para despejar nuestras dudas
mediante nuestra charla.
SÁBADO. 4
En el atrio de la iglesia de Nuestra Señora de África,
mientras esperamos que comience el funeral por Carlos
García Bernardo, hablamos Francisco Antonio González,
Pepe Torrado y servidor. Con Pacoantonio, tras unos
años de dudas, he conseguido ir limando asperezas y hemos
llegado a una conclusión: nuestras diferencias, cuando
surjan, las resolveremos charlando. Mientras Torrado me pone
al tanto de algo que me convenía saber. Luego, cuando menos
lo esperaba, llegó el editor de este periódico, José
Antonio Muñoz. Y ambos tuvimos la ocasión de departir un
rato con la senadora del Partido Popular, Luz Elena Sanín.
Y no dudo en aprovechar la ocasión para decirle a la
parlamentaria que deseo entrevistarla para la revista ‘Ceuta
Siglo XXI’. Y hasta me permito adelantarle por dónde van a
ir los tiros del cuestionario. La senadora, brava como
siempre, me responde que está dispuesta a responder a todas
mis preguntas. Puesto que ella no teme a los inquisidores.
De modo que no que queda más remedio que aceptarle el envite
e ir a por ella cuanto antes.
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