Casi me había olvidado ya de los
problemas que en su día ya comentamos, en torno al CJCE y su
ex presidenta Mariam Mohamed.
Es más, la desaparición de este organismo había “borrado”
aparentemente la problemática que en el pasado mes de abril
había dado mucho que hablar.
Ahora ha vuelto a salir a escena el asunto que no se ha
cerrado judicialmente y vemos que el fiscal denuncia a
Mariam Mohamed por malversación continuada de fondos.
Me sigue sin gustar todo esto y si se llega a la “conclusión
definitiva” que la ex presidenta “metió la mano
indebidamente” en los dineros públicos, o no los utilizó en
lo que habría que utilizarlos, nos vamos a encontrar con que
esta jovencita tendrá que “pagar”, de acuerdo con la
Justicia, unas actuaciones que pasan de un simple juego de
fin de semana.
Y aquí el revuelo puede salpicar, o poner en una situación
incómoda a más de uno, por cuanto la “coalición UDCE-IU, que
llevó el caso a los tribunales y la Ciudad, que se reservó
el derecho a actuar judicialmente, deberán decidir ahora si
ejercen la acusación particular contra Mariam Mohamed, cuyas
explicaciones el Ministerio Público tilda de “vagas” “.
De momento, queda clara una cosa. La justicia con sus
profesionales ya ha visto y se manifiesta de una forma
tajante, me refiero al fiscal.
Ahora, pues, les tocará mover pieza a los políticos que,
curiosamente, bajo sus directrices en la Ciudad fueron los
que otorgaron un dinero público que, “parece” que no se
utilizó como es debido.
Y mientras tanto, lo más sorprendente es el silencio
continuado y su “retirada de la circulación” por parte de
Mariam Mohamed, un silencio que no sé donde poderlo
encuadrar, si en que no es capaz de dar una salida que
pudiera apartarla de todo este conflicto o si es que no
habla porque haya alguien “por detrás” que le impide decir
nada.
En honor a la verdad, aunque las cantidades que se barajan
no son nada despreciables, se habla de 50.000€ sin
justificar, sin embargo, comparado con otros “agujeros” no
tapados en otras partes, podría ser considerado como simple
calderilla.
Con todo, sean 50.000 o sean más los euros no justificados,
se trata de dinero público, con lo que no se pueden cometer
tropelías, ni, mucho menos, caprichos de cualquier
jovencito.
Este silencio, con todo lo que significa, puede llevar a
Mariam Mohamed ante el juez, cosa que es más complicada,
para ella, que aceptar o no el que un buen día hubiera
habido una corrida de toros en Ceuta.
Mariam Mohamed, que se rasgaba las vestiduras cuando dijimos
que los jóvenes de Ceuta no sabían lo que eran espectáculos
taurinos, no se “lanza ahora al ruedo” para decir:” hice
esto, otros hicieron eso y se nos permitió desde tal
organismo”.
Eso sería actuar con razón, con claridad y despejaría la
serie de dudas que nos hacen poner en el disparadero, en
primer lugar, a la propia Mariam Mohamed y, a continuación,
nos hace sospechar sobre la actuación de los organismos que
“dan alegremente” unas subvenciones que no están controladas
a rajatabla.
Personalmente no conozco a Mariam Mohamed y me molestaría si
paga ella sola por algo en lo que colaboraron otros más.
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