Pregunta.- Sostiene en su libro que a día de hoy, Mohamed
VI es un rey ausente, eso después de haber iniciado su
reinado con medidas revolucionarias como la reforma del
código de familia o la creación de la Instancia de la
Equidad y Reconciliación. ¿A qué atribuye el cambio?
Respuesta.- Creo que por una parte está el mazjén, que ha
podido frenar los pies a Mohamed VI y, por otra parte, el
hecho de que la dinámica que impulsó durante sus primeros
años de reinado no ha sido apoyada por los partidos
políticos. Los cuadros de los partidos están desgastados
después de todos los años de Gobierno de Hassan II y no se
renovaron en su momento, no han sido renovados aún. El rey
hizo lo que podía hacer, que era poner en marcha las
iniciativas, pero después quienes tenían que haber
continuado las reformas eran los partidos.
P.- También atribuye usted la actitud del rey a la difícil
relación que, según cuenta, tuvo con su padre, que no le
preparó para el Gobierno.
R.- Creo que el carácter de Mohamed VI está marcado por esta
relación tan difícil con su padre, de la misma manera que la
política de Marruecos aún está marcada por el gobierno
tiránico de Hassan II. Es muy curioso esto porque los
ciudadanos de Marruecos tienen muchas veces la sensación de
que Hassan II no se ha muerto y continúa gobernando.
P.- ¿Podría ser Mohamed VI un buen Jefe de Estado?
R.- No tiene ninguna cualidad, no es un hombre que tenga la
pasión de gobierno, tanto su abuelo Mohamed V como su padre,
aparte de otras apreciaciones, fueron dos animales
políticos. Hassan II fue mezquino con su pueblo, al que
nunca otorgó la mayoría de edad política y negó el derecho a
gobernarse a sí mismo, y lo fue con su hijo, al cual no le
transmitió lo que sabía, todo lo que hubiera permitido hacer
de él un gobernante. Hay centenares de anécdotas de cómo le
trataba, de manera obsolutamente despreciativa y de que no
le dio ninguna capacidad de decisión, cosa que Mohamed V no
hizo con su hijo, pues antes de su muerte le nombró ya jefe
del ejército.
P.- ¿Se ha perdido la oportunidad de que jugara el relevante
papel que estaría llamado a desempeñar en la escena
internacional?
R.- Sí, sí, porque Hassan II perdió grandes oportunidades,
en los últimos años perdió mucho el tiempo en el proceso de
democratización, y hubiera podido hacer de su hijo un hombre
de Estado con una cierta presencia internacional y con
prestigio.
P.- ¿Podría decirse que en estos momentos el proceso de
democratización de Marruecos está empantanado?
R.- Creo que en la historia moderna de Marruecos hay tres
procesos, el primero, que lleva a cabo Mohamed V, el de
modernización, cuando el país se pone en la órbita del siglo
XX; un ejemplo de ello fue el discurso de su hija en Tánger,
que pronuncia antes de ir al exilio, vestida a la europea.
Él encarriló el país, y este proceso lo continúa Hassan II,
pero modernización no quiere decir liberalización ni
democracia. Lo que está haciendo Mohamed VI es liberalizar
el país, pero le falta la tercera etapa, por diversas
razones, como decía antes, no ha entrado en la
democratización.
P.- ¿Cree que Marruecos podrá culminar ese proceso?
R.- Es lógico, esa es la gran esperanza, yo creo que
Marruecos es un país adulto, tiene todos los elementos para
poder ser un país democrático, pero en todo caso lo será no
porque el rey lo decida, sino porque el pueblo marroquí
tiene la voluntad de serlo y llegará un día en que esto lo
expresará y que ocupará el espacio que el rey está dejando
vacante.
P.- ¿Y respecto a la posibilidad de que logre un estatuto
avanzado de relación con la Unión Europea?
R.- Las relaciones con la UE son privilegiadas, tiene un
trato preferencial con Europa, pero esto no supone que
mejoren los valores democráticos, son procesos que no tienen
nada que ver, por desgracia, porque la Unión Europea podía
exigir a Marruecos unos mínimos democráticos, de respeto a
los derechos humanos. Esta es una gran responsabilidad de
los países occidentales no sólo con respecto a Marruecos,
sino a otros países del Mediterráneo.
P.- ¿Cuál cree que debería ser el papel de España en esta
exigencia, debería liderarla?
R.- No creo que liderar, pero sí que algo debería decir
respecto a la democratización y a los derechos humanos.
P.- ¿Cómo podría aprovechar España su semestre de
presidencia de la UE, durante la cual planea prestar una
atención especial a Marruecos?
R.- La verdad es que es muy difícil hacer una receta
política, y yo en definitiva soy periodista. Creo que el
Gobierno tiene suficiente bagaje para hacerlo. El ministro
de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, conoce
perfectamente el mundo árabe y Marruecos.
P.- ¿Considera que España ha perdido frente a Francia la
batalla de la influencia en el Magreb?
R.- Creo que nunca logrará superar España la influencia de
Francia en el Magreb, tanto en Marruecos como en Argelia y
Túnez, lo que pasa es que en España hay un proceso de
acercamiento a Marruecos que es muy interesante, y es desde
Cataluña. Desde la época del gobierno de Jordi Pujol, y a lo
largo de un proceso que ha durado más de 20 años, Cataluña
se ha convertido en un interlocutor privilegiado de
Marruecos, hasta el punto de que el único diputado de origen
marroquí en España es Mohamed Chaib, un tangerino
nacionalizado español que es diputado del Partido
Socialista. Esto es la culminación de todo un proceso de
diálogo. Felipe González recurrió ene el año 92 a Pujol para
mediar en un conflicto relacionado con un tratado agrícola
firmado con Marruecos y que provocó la protesta de los
empresarios españoles. Cataluña se ha convertido en la
avanzadilla del diálogo con Marruecos, hay muchas empresas
catalanas en Marruecos y empresarios marroquíes que se han
instalado en Cataluña.
P.- ¿Y a qué responde esta política de Cataluña?
R.- Todo esto no es gratuito, responde a una lógica
hipotéticamente electoral. En Cataluña vive más de una
tercera parte de los inmigrantes magrebíes que residen en
España. Si se sumaran todos los votos de la primera y
segunda generación más o menos podría haber 400.000 votos
magrebíes que si votaran conjuntamente y si se les diera el
derecho al voto, significarían la tercera fuerza política de
Cataluña por detrás del PSC y de Convergencia. Esto quiere
decir que España, y Cataluña, está obligada a entenderse con
esta realidad.
P.- En relación con Ceuta y Melilla tiene anotado en su
currículo, de su época de corresponsal en el Magreb, la
cobertura de la “tensión” en ambas ciudades, ¿a qué se
refiere exactamente?
R.- Yo estuve en diversas ocasiones en Ceuta y en Melilla.
Recuerdo por ejemplo una visita, un encuentro entre un
ministro, me parece que Corcuera, con Driss Basri, que por
un juego diplomático extraño entró en Ceuta, lo que rompía
la dinámica de los gobernantes marroquíes que se niegan a ir
a Ceuta. Creo que esto fue un acontecimiento importante.
P.- Respecto al yihadismo sostiene que cogió desprevenido al
Gobierno de Marruecos, que el país se sentía seguro por la
prevalencia en su territorio del rito maliki, moderado.
¿Cómo calificaría su reacción después de los atentados de
Casablanca?
R.- Fue una reacción histérica, como la de la mayoría de
países occidentales o como fue en Estados Unidos, no hay
mucha diferencia entre la reacción de Mohamed VI y la de
EEUU después del 11-S, con la puesta en marcha de la
‘Patriot Act’, un paquete de medidas judiciales y policiales
que le da al Gobierno y a la policía estadounidense carta
blanca para todo, incluso para pedir a las librerías
información sobre quién compra determinados libros.
P.- ¿Qué grado de penetración tiene a día de hoy el
integrismo en el país?
R.- Hay un integrismo político, pacífico, que de ninguna
manera tiene una tentación armada, como es la organización
de Justicia y Caridad, que por ahora no se ha decidido a
actuar políticamente, y hay un integrismo moderado, el del
partido de Benkirane, Justicia y Desarrollo, que tiene
bastante penetración. Es un enigma saber el calado y poder
de los grupos integristas radicales armados, pero no creo
que sea inquitetante. La verdad es que es un poco difícil
saber cuál es realmente su enraizamiento y su poder.
P.- El norte, por ejemplo, Tetuán, se considera una de las
zonas “calientes”, ¿comparte esa visión?
R.- Tetuán siempre ha sido un feudo de los integristas,
tanto de los armados como de los moderados. El partido de
Benkirane o los grupos de Ahmed Yassin, que son pacíficos,
tienen mucha potencia y mucha fuerza allí, entre otras
razones quizá por las condiciones sociales, porque los
índices de pobreza son muy elevados.
P.- Y en Ceuta, ¿cree que ese fenómeno ha podido crecer
también?, ¿sería necesaria más colaboración con Marruecos?
R.- No se si ha crecido más en Ceuta, no tengo datos al
respecto. Lo que sí es un poco preocupante es la expulsión
hace poco de los servicios secretos españoles que actuaban
en norte de Marruecos, con lo cual da la sensación de que la
colaboración no es toda la que se podría desear.
P.- ¿Cree que Marruecos logrará frenar la extensión de estos
grupos terroristas?
R.- En la medida en que Marruecos se democratice y deje al
integrismo moderado, político, actuar políticamente, esto
desactivará el integrismo armado. En la medida en que no lo
haga será un poco más difícil. Pensar que el integrismo
radical armado se puede solucionar sólo con medidas
policiales creo que se ha mostrado como una utopía.
P.- Usted ha tenido experiencia como corresponsal no sólo en
el Magreb, sino también en Oriente Medio, ¿ve alguna
posibilidad de solución de ese conflicto?
R.- Creo que tenemos conflicto para rato, mientras no haya
una actitud firme por parte de Estados Unidos y doblegue la
voluntad de los israelíes creo que no hay nada que hacer.
P.- ¿Y ve esa voluntad en el actual gobierno de EEUU?
R.- Es cierto que se ha endurecido el discurso de Obama,
pero simplemente ha sido un discurso, no ha habido grandes
decisiones políticas, no ha habido un cambio de actitud
real.
P.- ¿Hasta qué punto es este un factor desestabilizador
global?
R.- Es uno de los factores de desestabilización del mundo
árabe más importante. Si se desactivara el conflicto israelo-palestino
evidentemente conllevaría la desactivación de otros
conflictos que hay en torno a él.
P.- En relación con las condiciones en las que los
corresponsales ejercen la profesión periodística, asunto al
que dedica el prefacio del libro, ¿le parece que han ido a
mejor o a peor desde que usted comenzó su trabajo como tal
(1990)?
R.- Creo que se trabaja exactamente igual a como se
trabajaba hace 20 años. Hay un tema que es lo que diferencia
el periodismo del norte del Mediterráneo con el del sur, y
es que para trabajar en el sur, en todos los países,
incluido Israel, necesitas una acreditación que otorga el
estamento más duro de la administración, en algunos casos la
seguridad militar, en otros el ministerio de interior, los
servicios de inteligencia... Esta acreditación se renueva
todos los años y en función de si les gusta o no lo que has
escrito. Este régimen supone que el periodista
evidententemente actúa con autocensura y no sólo eso, sino
que además el gobierno puede imponer sus criterios. Mientras
los gobiernos del sur del mediterráneo limiten de esta
manera la libertad de expresión y conviertan esta libertad y
el ejercicio de la profesión en una prebenda dictada por la
administración evidentemente las posibilidades de los
periodistas para moverse por estas zonas son muy difíciles.
P.- Esto incluye a Marruecos.
R.- Sí, Marruecos, Argelia, Israel, Siria... Aunque es
verdad que estos países, de alguna manera, aunque sea
limitada y con tutela, admiten la presencia de
corresponsales. Si esto se compara con otros en los que no
se admite a periodistas occidentales el panorama está lleno
de dificultades. Esto ocurre desde en Libia hasta en muchos
países del Golfo, donde hay que realizar trámites muy largos
y engorrosos, como Siria o Argelia.
P.- Y el estado general de la profesión en España y en
general, ¿cómo la ve?
R.- Creo que estamos viviendo la peor crisis en mucho
tiempo, quizá sea la peor crisis de la profesión desde que
existe el periodismo, pero bueno, tampoco creo que eso
signifique que el periodismo vaya a desaparecer, simplemente
que estamos pasando un bache. Están cambiando las cosas, que
quizá los modelos de periódicos que hemos tenido hasta ahora
o que el soporte de los medios de comunicación va a cambiar,
pero que la comunicación continuará existiendo, es
absolutamente imprescindible que continúe existiendo.
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