Pocos saben si aquel 30 de junio de 1911 el sol se desplomó
sobre el patio de armas como lo hizo ayer. Aquella cita, de
hace 98 años, se produjo en Melilla, lugar donde nació la
unidad más condecorada del Ejército español. Su primera
denominación fue la de Fuerzas Regulares de Melilla, después
pasó a llamarse Fuerzas Indígenas de Melilla y en 1914 se
establecieron como Fuerzas Regulares Indígenas de Tetuán nº1,
para pasar, tras el protectorado, a la ciudad autónoma, en
el cuartel del Fiscer. Fue en 1985 cuando se trasladó
definitivamente a la sede actual, al acuartelamiento de
González Tablas, adaptando, además, la terminación de 54, en
recuerdo de la unidad de infantería disuelta por
reorganización militar.
La idiosincrasia de este regimiento de infantería, que
conserva el azul primitivo, sirvió para congregar en el
patio de armas a autoridades de la ciudad autónoma. No
podían faltar ni el presidente de la Ciudad, Juan Vivas, ni
el delegado del Gobierno, José Fernández Chacón. Además,
acudieron personalidades de la política, desde consejeros
hasta miembros de la oposición socialista dentro de la
Asamblea. Tampoco faltaron los jefes de todas las unidades
de Ceuta, así como un comandante de la Guardia Civil y el
jefe de la Policía Nacional, José Luis Torres. El presidente
de la Autoridad Portuaria, José Torrado, el capitán
marítimo, Jesús Fernández Lera, o el comandante de Marina,
Alejandro de Ory estaban invitados a un acto que se
desarrolló a las 20.00 horas para intentar esquivar el
solsticio. Fue imposible, pero todos aguantaron, no hubo que
lamentar ningún golpe de calor.
Fue momento para ver también a las viudas de indígenas de
Regulares, que esta vez sí se sentaron bajo una carpa
instalada para resguardarlas del sol. La Hermandad de
Regulares, nostálgicos de este regimiento de infantería y
regulares de honor volvieron a movilizarse.
Será el nuevo coronel quien tenga el honor de presenciar el
centenario de la unidad, aunque lo hará, si no hay cambios
antes, cuando le den el relevo, dentro de dos años. Por el
momento, Modrego sólo tendrá que colaborar en los
preparativos de una cita que llegará volando.
|