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OPINIÓN - MARTES, 30 DE JUNIO DE 2009

 

OPINIÓN / SNIPER

La huella del Dios
 


José Luis Navazo
yebala06@yahoo.es

 

Futilidad; apateia. El flujo, misterioso, de la existencia es un hecho puramente contingente. Devoré esta noche, por amor al arte, un viejo libro (“L´empreinte du Dieu”, en el original) obra del flamenco Maxence Van Der Meersch, heredado de la biblioteca materna (mamá fue siempre una gran lectora) y en la que este apasionado autor aborda, poéticamente, un profundo mundo espiritual hacia el que empuja al lector. Si a los veinte años aun tenía fe gracias al loable esfuerzo del científico -y jesuita- Teilhard de Chardin (“Como yo creo” aun lo conservo de libro de cabecera), el tiempo y la geografía fueron erosionando, de forma metódica, demoledora e irreversible, mi fe en ningún tipo de Dios. Dios no existe, es una mera ilusión creada por los seres humanos para intentar salvarse de la Nada. La historia me apasiona aunque, en verdad, lamento profundamente no haber estudiado física. ¿El mundo, la vida…?. Además de la biología, me quedo con la teoría de la relatividad y la mecánica cuántica para explicarnos el universo del que formamos parte. ¿Y el insondable Mal…?; ¿y su relación con Dios…? Porque si Dios ha permitido el Mal, entonces no es bueno y si quiere pero no puede erradicarlo, entonces no es todopoderoso. Gayolas teológicas a un lado, creo que de existir algún Dios habría que llevarle al banquillo y hacerle un juicio sumarísimo o, en el mejor de los casos como advierte con sorna Stephen Hawking, espetarle: “Tío, ¿cómo llegó a ocurrírsete algo tan complicado como la teoría M en once dimensiones?”. El mundo está determinado por un conjunto de leyes y, como explica Hawking, “podemos llamar a las leyes científicas Dios, pero no se trataría entonces de un Dios personal, al que poder conocer y hacerle preguntas. Ese Dios sería como la encarnación de las leyes de la naturaleza pero, entonces, no podría intervenir en el universo para romper esas leyes, porque él mismo es la ley. Y esa no es la visión usual de un Dios omnipotente”. Ciertamente. ¿El Popol-Vuh, la Biblia, el Corán…? Interesantísimas obras culturales, pero en el plano que nos ocupa puras supercherías deístas, respetables en tanto en cuantos sus seguidores respeten a los demás algo que, por lo demás, no suele ser lo usual. El éxito, lamentable, de las religiones se basa en tres puntos: utilización del miedo humano a la finitud y la muerte, sutil lavado de cerebro e imposición social cuando no política. Digo.

Por cierto, ¿están ustedes al tanto del operativo “Paminyatchiki”, de la VKR…? No fue una leyenda y me pregunto: ¿habrá algún estado, de religiosa ideología coránica, que pueda haberse inspirado en esta compleja y mítica operación adaptándola a sus necesidades expansivas?. Europa, con España en primer lugar Insh-Alláh, sería un adecuado laboratorio social de puesta en práctica.

¿Ya saben que éste será el último “Sniper”, verdad?. Intenté siempre afinar la puntería aunque, en contadas ocasiones, los daños colaterales fueron inevitables. ¡Ah!, ayer el secretario general del PJD, Benkirán y el diputado Ramid estuvieron en Oujda, capital del oriente donde los islamistas parlamentarios parecen hablar logrado un interesante resultado, en una ciudad y región que por cierto es importante feudo del movimiento islamista (alegal y radical) Justicia y Espiritualidad. Es una pena que mi salida de este medio impida que, próximamente, les ponga en antecedentes. Pero parece que, finalmente, ni este escribano ni su columna interesan en serio a mi señorito. Y en lo que a mí respecta, mira tú que problema, seguir en estas condiciones como ya advertí tiempo ha pues, ya te digo Marcelino, tampoco lo acepto. O sea que a correr. Que tengan un feliz verano y sean felices. ¡Hasta siempre, mis fieles lectores!.
 

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