Futilidad; apateia. El flujo,
misterioso, de la existencia es un hecho puramente
contingente. Devoré esta noche, por amor al arte, un viejo
libro (“L´empreinte du Dieu”, en el original) obra del
flamenco Maxence Van Der Meersch, heredado de la biblioteca
materna (mamá fue siempre una gran lectora) y en la que este
apasionado autor aborda, poéticamente, un profundo mundo
espiritual hacia el que empuja al lector. Si a los veinte
años aun tenía fe gracias al loable esfuerzo del científico
-y jesuita- Teilhard de Chardin (“Como yo creo” aun lo
conservo de libro de cabecera), el tiempo y la geografía
fueron erosionando, de forma metódica, demoledora e
irreversible, mi fe en ningún tipo de Dios. Dios no existe,
es una mera ilusión creada por los seres humanos para
intentar salvarse de la Nada. La historia me apasiona
aunque, en verdad, lamento profundamente no haber estudiado
física. ¿El mundo, la vida…?. Además de la biología, me
quedo con la teoría de la relatividad y la mecánica cuántica
para explicarnos el universo del que formamos parte. ¿Y el
insondable Mal…?; ¿y su relación con Dios…? Porque si Dios
ha permitido el Mal, entonces no es bueno y si quiere pero
no puede erradicarlo, entonces no es todopoderoso. Gayolas
teológicas a un lado, creo que de existir algún Dios habría
que llevarle al banquillo y hacerle un juicio sumarísimo o,
en el mejor de los casos como advierte con sorna Stephen
Hawking, espetarle: “Tío, ¿cómo llegó a ocurrírsete algo tan
complicado como la teoría M en once dimensiones?”. El mundo
está determinado por un conjunto de leyes y, como explica
Hawking, “podemos llamar a las leyes científicas Dios, pero
no se trataría entonces de un Dios personal, al que poder
conocer y hacerle preguntas. Ese Dios sería como la
encarnación de las leyes de la naturaleza pero, entonces, no
podría intervenir en el universo para romper esas leyes,
porque él mismo es la ley. Y esa no es la visión usual de un
Dios omnipotente”. Ciertamente. ¿El Popol-Vuh, la Biblia, el
Corán…? Interesantísimas obras culturales, pero en el plano
que nos ocupa puras supercherías deístas, respetables en
tanto en cuantos sus seguidores respeten a los demás algo
que, por lo demás, no suele ser lo usual. El éxito,
lamentable, de las religiones se basa en tres puntos:
utilización del miedo humano a la finitud y la muerte, sutil
lavado de cerebro e imposición social cuando no política.
Digo.
Por cierto, ¿están ustedes al tanto del operativo “Paminyatchiki”,
de la VKR…? No fue una leyenda y me pregunto: ¿habrá algún
estado, de religiosa ideología coránica, que pueda haberse
inspirado en esta compleja y mítica operación adaptándola a
sus necesidades expansivas?. Europa, con España en primer
lugar Insh-Alláh, sería un adecuado laboratorio social de
puesta en práctica.
¿Ya saben que éste será el último “Sniper”, verdad?. Intenté
siempre afinar la puntería aunque, en contadas ocasiones,
los daños colaterales fueron inevitables. ¡Ah!, ayer el
secretario general del PJD, Benkirán y el diputado Ramid
estuvieron en Oujda, capital del oriente donde los
islamistas parlamentarios parecen hablar logrado un
interesante resultado, en una ciudad y región que por cierto
es importante feudo del movimiento islamista (alegal y
radical) Justicia y Espiritualidad. Es una pena que mi
salida de este medio impida que, próximamente, les ponga en
antecedentes. Pero parece que, finalmente, ni este escribano
ni su columna interesan en serio a mi señorito. Y en lo que
a mí respecta, mira tú que problema, seguir en estas
condiciones como ya advertí tiempo ha pues, ya te digo
Marcelino, tampoco lo acepto. O sea que a correr. Que tengan
un feliz verano y sean felices. ¡Hasta siempre, mis fieles
lectores!.
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