Cuando la cosa está mala, la
solución de los grandes genios de la política es sólo una,
aumentar los impuestos. Unos impuestos que sólo aumentarán
para los mismos de siempre, la clase media y baja. Y no hay
más cera que la que arde.
Les comentaba, los otros días, lo que uno de los hombres más
cultos e inteligente que he conocido en mi vida, Bigta
Armenta, de que la desaparición de la clase media, llevaría
a cualquier país a la ruina. Pues nada, no hay forma de que
se enteren. No hay más sordo que el que no quiere oír, ni
más ciego que el que no quiere ver, y mira que el asunto
está de una claridad meridiana.
Los otros días, con el apoyo de IU, ese gran partido a nivel
nacional, Llamazares y dos más, se iban a proponer unos
impuestos, en los que se recogerían que pagasen los que más
tienen, y donde dije digo, horas más tarde digo Diego, en
cuanto apareció CIU y dijo, de eso nada de nada. Propuesta
retirada y a otra cosa mariposa.
Por los impuestos, a la larga o a la corta, subirán se
oponga quien quiera oponerse, porque es la única forma de
parar le déficit. Cosa, por demás, que llevan a cabo todos
los gobiernos unos más disimulados que otros pero, en
definitiva, recurren al mismo sistema, para tratar de poner
las cuentas en orden.
Todo esto, por sabido, no se le debería poner pega alguna.
Lo que ocurre es que esa subida de impuestos siempre la
pagan los mismos, la clase media y los que menos tienen. Una
clase media, a la que, poco a poco, se le va acogotando y
que puede llegar a desaparecer, lo que llevaría a la ruina
al país que hiciese desparecer esa clase que es la que, en
definitiva, sustenta y mantiene a un país.
La falta de la clase medida se nota en las repúblicas
bananeras, donde sólo imperan los muy ricos, viven todos
aquellos que rodean al dictador de turno, poniendo orden y
concierto entre aquellos que puedan perjudicar al régimen y
una legión impresionante de pobres de solemnidad. Y pobre de
aquel pobre, valga la redundancia, que ose enfrentarse al
poder.
Y es curioso que los dictadores de estas repúblicas
bananeras, que viven en la opulencia, mantengan con la razón
de la fuerza, no con la fuerzas de las razón el cuento, a
todos los que están pasando hambre, la ilusión de una mañana
mejor, mientras se ponen en las enormes colas, durante dos
horas para coger un bollo de pan y un litro de leche. Que
maravilla de paraísos que aún siguen manteniendo y
haciéndoles creer a unos pocos, cada vez quedan menos, que
esa forma de vivir es la autentica vida, donde todos somos
iguales. ¡Anda ya ¡.
Aquel paraíso de la antigua URSS, la “mamá Rusia”,que le
llamaban algunos, en la que todos eran iguales, pero que
cuando el muro se vino abajo, sólo se encontraron las clases
ricas, los que apoyaban al régimen, y una mayoría de
alcohólicos y muertos de hambre pasando como zombis, sin ir
a ninguna parte, porque no tienen donde ir, salvo a los
túneles del metro a mitigar al hambre y el frío, mientas los
mandas llevan buenos abrigos y comen los mejores manjares.
Cuidemos a la clase media.
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