Una mujer y sus tres hijas menores no sabían dónde iban a
dormir al cierre de la edición del periódico. Después de más
de dos años sin abonar el alquiler de la vivienda y tras dos
avisos del juzgado, el propietario decidió no renovar más el
alquiler y ayer fueron desahuciadas. Los problemas surgieron
cuando ella y su ex marido se separaron.
La Policía Nacional y la Local se personaron a primera hora
de la mañana de ayer en el número 10 de la calle Ibiza, en
la barriada del Recinto Sur. Naima, una mujer de unos 40
años, se encontraba en un estado de ansiedad al comprobar
cómo tenía que sacar todos los muebles de la que durante 9
años ha sido su casa.
Los problemas empezaron hace algo más de dos años, cuando la
mujer y su marido, un cordobés, se separaron. El marido,
titular del contrato de alquiler, se hizo cargo del
arrendamiento, pero después de estos dos años no ha pagado
ni un solo mes, algo que se antoja normal, sabiendo que su
sueldo no supera los 900 euros, según declaró Naima. “A
nosotros nos pasa 150 euros al mes, tengo que dar de comer a
tres niñas, y yo no trabajo, con esto no se puede pagar el
alquiler”, manifestó, y más aún, cuando este arrendamiento
sobrepasa los 400 euros mensuales.
Los funcionarios del juzgado explicaron que Naima recibió el
primer aviso de desalojo a principios de marzo y se le dio
un segundo, comunicándole que en junio se procederia al
desalojo definitivo, por lo que tanto el juez como el
propietario de la vivienda entienden que se han dado todos
los pasos necesarios. “Nosotros no podemos hacer más por
ellos. Llevan dos años sin pagarme por mi casa, les he
dejado seguir viviendo aquí, porque me daba pena la
situación en la que se encontraba, con tres hijas y sin
trabajo”. El casero también indicó que la señora ha contado
con tiempo “suficiente” como para conseguir un empleo en la
ciudad. “No puedo creer que en los planes de empleo no le
den trabajo en la situación que se encuentra, con tres hijas
y una casa sin pagar”, comentó. “Hemos intentado avisarles,
siempre nos han pedido una prórroga, se la hemos concedido,
pero llega un momento en el que hay que poner punto y final,
porque ya no nos creemos nada y yo necesito disponer de mi
casa”, añadió.
Mientras tanto, Naima aseguró que ha intentado buscar
trabajo en varios establecimientos, como camarera o
panadera, pero cree que la coyuntura actual no le permite
conseguirlo.
Personal perteneciente a la Consejería de Asuntos Sociales
fue a visitar a la familia por la mañana y, según Naima y al
ser imposible contactar con la persona responsable de la
Consejería, se desprende que no había una vivienda
disponible en la noche de ayer para albergar a la mujer y
las tres hijas, por los que las cuatro continuaban sin techo
al final de la edición. Sin embargo, Naima reconoció que
Asuntos Sociales les habían recomendado varias casas, en las
barriadas del Príncipe, Los Rosales y aledaños, pero indicó
que sus deseos no pasaban por vivir en estas zonas y que
había declinado ofertas de alojamiento que rondaban los 200
euros mensuales.
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