Al milímetro. Así, de forma literal, revisa el arquitecto
Álvaro Siza los edificios que construye en Ceuta. EL PUEBLO
tuvo ayer la oportunidad de acompañarle en una de sus
visitas de obra, realizada por la tarde, en la que recorrió
todos los rincones de los dos edificios del Conservatorio y
que tuvo un punto de inflexión en la plaza central del
complejo, donde se interesó, guiado por el arquitecto de la
Ciudad, Javier Arnáiz, por la posición del sol en las
distintas horas del día. La luz es uno de los elementos con
los que Siza levanta sus edificios y en el caso de La
Manzana ceutí, su intención es, según relató, aminorarla con
un color blanco pero algo más grisáceo que el que
actualmente luce y cuyas pruebas ha tenido la oportunidad de
comprobar en esta visita.
El arquitecto estuvo acompañado en todo momento por un
nutrido grupo de técnicos, encabezado por el jefe de obra de
la empresa Corsán, Sajaru Hijazi, y en el que no faltaron su
propio ayudante, el arquitecto Avelino Silva, y el
arquitecto técnico de Procesa José María Medina.
Momentos después de entrar en el conservatorio, Siza
subrayaba detalles como el espacio reservado en la
secretaría, cuyo mostrador, al igual que los zócalos y
pasamanos están realizados en mármol, para hacerla accesible
a discapacitados. El revestimiento de los zócalos, de mármol
‘crema oro’ procede de una pequeña cantera en Murcia y es,
por tanto, escaso y muy especial.
Uno de los aspectos más importantes en la obra del
conservatorio es el de la acústica, cuyo diseño ha
correspondido a Higini Arau, que ha trabajado en proyectos
como los auditorios de Barcelona, Kursaal de San Sebastián o
Palacio de Euskalduna, en Bilbao, además de en teatros y
óperas como el Gran Liceo barcelonés. En el caso del
Auditorio, Siza ha trabajado con otro prestigioso
profesional, Daniel Cummings, uno de cuyos últimos proyectos
se ha desarrollado, indicaba, en la Ópera de París.
En relación al mobiliario, que el arquitecto eligió por la
mañana en su reunión con los responsables de la Ciudad,
destaca el hecho de que buena parte del mismo será de su
propio diseño. La marca elegida para las sillas del
conservatorio, en madera de haya maciza, es la famosa ‘Jacobsen’,
fundada en los años 50 del pasado siglo por el arquitecto y
diseñador industrial danés Arne Jacobsen.
Nada, desde los revocos al último acabado, quedó fuera de la
penetrante y pausada mirada de autor de Siza.
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