Y para ello algunos individuos
como “El Pata” deben pensar que el mejor sitio para
encontrarlo es un banco. Olvidan, sin embargo, que el dinero
una vez que entra en la caja de un banco, suele estar a buen
recaudo y que si un banco da dinero a uno, se lo da,
precisamente, al que no lo necesita, porque a los demás, a
quienes lo necesitan de verdad, es más que complicado que se
lo den.
Y es lógico, puesto que ese dinero, menos de lo que, a
veces, creemos no es realmente del banco y, por tanto, debe
custodiarlo para así ganar más, naturalmente, el banco.
Pues bien, “El Pata” fue detenido cuando intentaba hacerse
con lo que no era suyo de la caja del BBVA de San José. Y no
tuvo suerte, afortunadamente, porque la empleada, así como
otro de los empleados y un cliente, que hacía cola,
impidieron que “el ratero” escapara con su botín.
Parece que esa empleada fue herida, aunque de carácter leve,
al tratar de impedir que el “huésped”, al que no se había
invitado, se llevara los euros del contador de billetes de
su mesa.
Corrió peligro la empleada, pero defendió su puesto de
trabajo y los intereses de la empresa, como mejor pudo.”El
Pata” no logró su objetivo, porque, además, un empleado y un
cliente que esperaba su turno, junto con la propia empleada
redujeron al ladrón.
No había otra alternativa y en ese caso, muy bien la
empleada defendiendo los intereses de su empresa, muy bien
su compañero mitigando el peligro de la empleada y que con
riesgo o sin él actuó con rapidez y extraordinariamente bien
el cliente que colaboró para que el “visitante” no
arramplara con lo que no le pertenecía.
Lo curioso de todo esto es que estos raterillos intentan
“hacer caja” sin pensar en cantidades. Van a lo que sale.
Vio unos billetes y le daba lo mismo que fueran muchos o
pocos, él quería algo y se quedó en manos de la Policía
Nacional que se lo llevó a Comisaría.
¿Y ahora qué?. Pues ya veremos, no sé a estas horas donde
estará pero es posible que esté maquinando algún tirón a la
señora que va a la compra, o tratando de lograr su objetivo
en otro banco, Santander, Popular, Caja Madrid ..., para
salir del paso ese día y, más tarde, Dios proveerá.
Parece que este personaje, con su alias y todo, “pasa
algunas temporadas en Los Rosales” y de nuevo a “pasear”
para que poco tiempo después, aunque sea para unos cuantos
días más, volver a buscar cobijo, techo y comida allí en la
cárcel.
¿Qué se puede hacer con este tipo de personas? Lógicamente
sus hurtos, aunque sean con alguna frecuencia, si lo son, no
les pueden llevar a pasar largas temporadas entre rejas,
pero lo cierto es que en la calle representan un peligro,
para la empleada del banco en este caso, para el dependiente
o la dependienta de la tienda, o para la señora que va a la
compra y, a las primeras de cambio, se encuentra con que le
han birlado el monedero.
Siempre hemos sido partidarios de que a las gentes se les de
una segunda oportunidad, pero una persona que ha frecuentado
varias veces ya la cárcel estamos convencidos de que ha
tenido no una, ni dos, sino varias oportunidades y no ha
sabido aprovecharlas. No somos expertos a la hora de
catalogar esto de las oportunidades, pero ¡¡Algo habrá que
hacer con este tipo de personas!!, y no precisamente dejar
que estén a su aire por las calles, por mucho que alguien
nos pueda decir que no son ellos solos los culpables de su
situación, pero eso sería ya otro cantar.
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