Esto de las vacaciones le pilla a
uno un poco descentrado y mas, con eso de que se está
jubilado, sin obligaciones profesionales ni personales, lo
que hace que se prolonguen mas de la cuenta. Por eso, este
mes de junio, lo hemos utilizado para iniciar las largas
jornadas de asueto por lo menos hasta las fiestas en honor
de Santa María de África de agosto (que por cierto no
sabemos si se siguen denominando así), en que nos daremos
una vueltecita por tierras caballas para recomponer nuestro
déficit de sabor marinero y de saludos a entrañables amigos
que nos van quedando en la Ciudad.
Pero, claro, llega un momento en el que nos invitan a algo
que comúnmente no llevamos a cabo, como es la asistencia de
una corrida de toros en la bonita plaza de “Las Palomas” en
Algeciras y se nos presenta un cartel lleno de atractivos:
Enrique Ponce, Sebastian Castella y Miguel Ángel Perera,
tres “afamados” espadas, de primera categoría en el
escalafón taurino, acreditados toreros, principalmente el
primero, con sonados triunfos en las mas importantes plazas
de España durante los casi veinte años que lleva de
profesión, y los otros dos más jóvenes pero no por ello con
menos conocimientos o arte en el toreo que desarrollan.
El ambiente festivo (en Algeciras están de Feria), la
música, la salida de los alguacilillos, el paseíllo de los
toreros y sus cuadrillas, los monosabios, todo el ambiente
que envuelve a una corrida de toros, en su mas alta
expresión, nos cautiva y nos viene a rememorar tiempos
pasados en los que en brazos de mi progenitor acudía a ver
corridas de toros.
Y empieza la “tarde” con desigual suerte para el serio y
honrado matador valenciano Enrique Ponce, “figura
consagrada, uno de los toreros más completos de todos los
tiempos”, según reza en el programa de mano que nos fue
facilitado (dos cerradas ovaciones y una vuelta ruedo y eso
que los astados no le ayudaron); le sigue el diestro francés
Sebastian Castella, “que interpreta un toreo apasionado con
cabeza, una calma que transmite a los aficionados” (una
oreja y dos vueltas al ruedo) y, por último, Miguel Ángel
Perera, “con ganas de triunfar como en el 2008 cuando fue
reconocido triunfador absoluto de la temporada taurina”. En
su segundo toro el delirio (tres vueltas al ruedo, dos
orejas y salida a hombros por la puerta grande).
Estuvimos al tanto de todo, gracias a “nuestro” especial
asesor taurino Luis Benítez, en su pubertad “Panaderito de
Málaga”, hoy en día Comandante de Infantería Retirado de la
Gloriosa Infantería Española (quizás el militar mas
condecorado de nuestro Ejercito en la actualidad), y así nos
hemos podido enterar de las suertes de capa (las largas, las
verónicas, el farol, la media verónica), del toreo de muleta
(el natural, pases de adorno, etc.) o, por último, la gran
estocada al encuentro, todo ello llevado cabo magistralmente
por el torero Miguel Ángel Perera que, como hemos dicho,
deleitó a la concurrencia y que produjo la reacción del
publico ya reseñada.
Salimos de la plaza echando de menos el que en nuestra
tierra ceutí, salvo esporádicas corridas celebradas en
vetustas plazas portátiles después de desaparecida hace mas
de cincuenta años la fija (aunque a su demolición se
procedió con posterioridad), no se lleven a cabo
espectáculos de toros pero, eso sí, con la satisfacción de
haber presenciado un gran espectáculo y con la alegría de
poder decir cuando se nos pregunta que de donde venimos: ¡de
los toros!.
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