El tabaco es un hábito que todavía está demasiado
interiorizado entre los ciudadanos. Muchos fumadores, pese a
la labor de las autoridades sanitarias, no son conscientes
de los problemas que acarrea en la salud el consumo
continuado de cigarrillos. No todas son malas noticias
puesto que al mismo tiempo, cada día, hay más gente que
piensa o intenta dejar de fumar. Todos los ceutíes que estén
entre estos casos están de suerte porque no están sólos.La
Unidad de Tabaquismo del Plan sobre Drogas de la Consejería
de Sanidad ofrece de forma gratuita la ayuda y las pautas
necesarias para dejar de lado de forma definitiva. La
apuesta de la Consejería de Sanidad por la deshabituación
tabáquica es firme y una clara muestra es el reciente
traslado de la Unidad de Tabaquismo a un emplazamiento
separado del Centro de Prevención a Drogodependientes.
Sin colas, sin listas de espera, con una atención
personalizada y tan fácil como telefonear al 956-52-51-36.
‘Ceuta sin humos’ o lo que es lo mismo, la Unidad de
Tabaquismo tiene sus puertas abiertas para los fumadores.
Esta dependencia garantiza la ayuda necesaria para renunciar
para siempre al tabaco y todo ello de forma gratuita. La
consejera de Sanidad, Adela Nieto, de visita por las
oficinas aprovechó para hacer un llamamiento a la población
para que utilicen este servicio y sean conscientes de que
“el tabaco mata”. Además conminó a padres y madres a pensar
en sus hijos o allegados como fumadores pasivos, amén de dar
un mal ejemplo.
La evolución en cuanto al número de usuarios de este
servicio en los últimos diez años ha sido espectacular
pasando de los 23 beneficiarios del programa en 1999 a los
198 del pasado 2008. El punto álgido de la década fue, de
todas formas, el año 2007, cuando 268 usuarios acudieron a
las oficinas de la Unidad de Tabaquismo para solicitar un
tratamiento.
El punto de partida está en la llamada o en la presentación
del fumador en la unidad. Allí tras expresar su deseo de
dejar de fumar se le hace una valoración, según explica
Yolanda Fernández, técnico del Plan de Tabaquismo. Así, en
función del perfil, de las expectativas y del estado de
salud del paciente se hace una propuesta de tratamiento.
Durante un periodo de dos meses se programan una serie de
sesiones donde puede haber un tratamiento farmacológico y
una intervención de índole psicológico. Al cabo de dos meses
se consigue la abstinencia y luego se hace un seguimiento
presencial o telefónico hasta que cumple el año.
La Unidad de Tabaquismo ofrece la posibilidad al usuario de
optar por un tratamiento combinado (presencial y telefónico)
o presencial únicamente. Entre la variedad de fármacos que
proporciona este servicio para combatir la adicción del
fumador predominan los sustitutivos de la nicotina, bien en
forma de parches o de chicles/ comprimidos. Además existe la
posibilidad de recetar bupropión o vareniclina, ambos
medicamentos cuya acción combate la adicción a la nicotina
de los cigarrillos, según explicó la técnico.
Los datos registrados revelan que el 13,6 por ciento de los
fumadores que acudieron a la Unidad de Tabaquismo a iniciar
un tratamiento lo abandonaron antes del periodo de
deshabituación. Mientras, el grado de éxito es “alto”, según
los técnicos, ya que el 37,5 por ciento logra llegar a los
12 meses sin fumar. Muy cerca, el 25 por ciento alcanza los
6 meses.
Las primeras semanas del tratamiento, cuando se busca la
abstinencia del fumador resultan terriblemente duras. Es
inevitable que en el entorno más cercano el usuario
encuentre a personas que fumen. Ello origina muchas veces
que se rompa la abstinencia. La técnico del Plan de
Tabaquismo recomienda “evitar el contacto” con personas de
este entorno, “sobre todo cuando el paciente no tiene
herramientas y fortaleza para sobreponerse”. Por otro lado
aconsejó a cada fumador que desee dejar este hábito que
busque una motivación y que saque fuerzas. Es la clave del
éxito.
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