Simbiosis de música sufí y andalusí, unida a las danzas y
bailes de folklore, se dieron ayer la mano para clausurar en
la gran mezquita la romería religiosa de La Amara, dedicada
al santo musulmán Sidi Embarek. Las zaouias ofrecieron a los
espectadores sus últimos pasos que, a pesar de las altas
temperaturas, no dejaron de lado al entusiasmo.
Muestras de cultura folklórica, de conciencia religiosa, de
misticismo y realidad se dieron de la mano durante la
jornada de ayer en la que se clausuró la romería musulmana
de La Amara dedicada al santo Sidi Embarek, una de las tres
figuras árabes que permanecen en la ciudad autónoma.
Los últimos bailes de las zaouias permitieron que tanto
hisawas como gnawas ofrecieran la mirada más sensual de la
danza musulmana. Las primeras, menos accesibles por su
estado de trance, iniciaron sus cánticos y bailes de espalda
a los espectadores que se ubicaron en el auditorio
improvisado por Luna Blanca próximo a la mezquita de Sidi
Embarek. Sin obviar la actuación del conjunto tetuaní Abnah
Ziriab, que mezcló música sufí, con andalusí y luego,
folklore. Las gnagas, sin embargo, representaron la belleza
de las danzas y el atractivo de una cultura desconocida,
puesto que hace más de 20 años que la romería de La Amara no
impregnaba las calles y barriadas de la ciudad saliendo por
primera vez el pasado año.
Con sus cantos animados y ritmos pegadizos arrancaron los
aplausos de los asistentes que fueron llegando a lo largo de
la jornada, sin faltar, algunas autoridades como José Juan
Espartero, secretario general de la Delegación del Gobierno
en Ceuta, Ana María Benítez Quero, diputada del PP, María
del Carmen Ruíz, secretaria de Bienestar Social del PSOE, y
el líder socialista, José Antonio Carracao.
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