Buen día, Ceuta!
He regresado tras un largo periplo por casi medio mundo y mi
reencuentro con todas las cosas queridas, incluso los seres
humanos, me llena de jolgorio.
Tiempo atrás había recibido una invitación de un organismo
para hacer un viaje, largo viaje, relacionado con el deporte
y el turismo y con el tema del asesoramiento por delante.
Como no podía ser menos, acepté con algunas condiciones. En
plan estrella ¡vamos!
Mi reencuentro con los temas que me interesan, temas
periodísticos, me ha dado un pequeño sobresalto ante la
magnitud de la crisis económica y laboral incrementada estos
días de ausencia.
Antes que nada, lo cortés no quita lo valiente, deseo
felicitar al PP por su triunfo en las elecciones europeas
aunque con matices que van desde la abstención de los
ciudadanos a la hora de depositar la papeleta hasta cierta
explosión de triunfalismo pepero, en referencia al país.
Ignoro de dónde sacan, los peperos, esa ecuación de que
ganando las elecciones europeas ganan las españolas. A eso
lo llamo “esperanza utópica”.
Bueno, de momento vengo con la mente en blanco… totalmente
en blanco no, porque aún debo exprimirla en referencia al
viaje que acabo de finalizar. Un viaje que me llevó a países
tan lejanos que necesitaría una doble página para plasmarlo.
No encajaría en ésta reducida ventana.
Me agrada encontrarme de nuevo con los míos, con mis cosas y
ello me forzó a adelantar el regreso, que estaba previsto
para el lunes, expresamente porque no quería perderme la
fiesta del final de curso de mi hijo pequeño.
Mi reencuentro con la sociedad catalana, en segunda
instancia, me ha llevado a entrevistarme con un conocido mío
que trabaja en la Generalitat de Catalunya y entre copas
distingo un malestar generalizado por el sistema político
que nos rige desde ese ente.
Me refiero a los toma y daca del presidente catalán en
materia de financiación autonómica.
Creo, como muchos ciudadanos catalanes, que los socialistas
locales les están haciendo el juego a CiU y al PP dejándonos
hartos de tantos NO pero SÍ. El señor Montilla debería
liarse la manta a la cabeza y haber aceptado, ya, la
financiación que propone el gobierno de la nación. El
victimismo ya lo habíamos pasado con Jordi Pujol por lo que
hay que vender muy bien la mercancía, no sea que el resto de
españoles nos tachen de codiciosos.
Puede ser que este último párrafo no interese a los
caballas… pero con algo he de empezar. Ya me iré calentando
al paso de los días y volveré por mis andadas. No se
preocupen.
A fin de cuentas tengo los dedos entumecidos y darle al
teclado me produce cosquillas, de esas que no dan la risa
tonta, por lo que con buen criterio propio decido terminar.
Hasta pronto.
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