Dudada en escribir hoy sobre el
fundamentalismo ecologista o el desplante de 180 diputados
(¡sobre 290¡) del Parlamento iraní al icono golpista del
islamofascista, el fanático Ahmadinejad, pero el terrorismo
islamista se ha metido de rondón y algo quisiera
comentarles. De entrada recordarles (ahora lo comprenderán)
el titular del pasado día 14 de esta columna, que acerbas
críticas recibió desde algunas bocas del Palacio de la
Asamblea, y en el que iba desde las elecciones marroquíes
del 12-J… al nido terrorista de Ceuta, ciudad querida
siempre.
Pues bien, cinco residentes en la ciudad de origen marroquí
(alguno quizás español de origen y estoy pensando, sería una
sorpresa, en Milud, el joven vecino de la barriada Príncipe
Felipe) han sido interceptados y detenidos al cruzar la
frontera de El Tarajal, acusados de formar una célula de la
organización terrorista “Salafiya Yihadia” (Salafismo
Combatiente), listas para atentar a ambos lados del
Estrecho. Su “emir” sería un tal Abou Yassin, nacido en
Tetuán en 1975, encarcelado como terrorista en su país
(salió de las cárceles marroquíes el año pasado) y también
ligado al narcotráfico, uno de las fuentes de financiación
de estos grupos. Los servicios de seguridad marroquíes se
habrían incautado de tres vehículos matriculados en Ceuta.
Se habla también de una “pista sueca” (a la que por cierto,
hace tiempo, dediqué también algunas columnas, pueden
releerlas son muy ilustrativas) y de la excelente labor de
coordinación de la UCIE (Unidad Central de Información
Exterior) de nuestra policía, que habría estado previamente
en estrecho contacto con sus homólogos marroquíes. Como ya
les comenté, al menos dos conocidos miembros de la comunidad
musulmana afincados en la ciudad (uno de ellos por cierto
está en paradero desconocido) y vinculado, uno de ellos, al
mundo asociativo, están desde hace tiempo en busca y captura
por un juzgado de Rabat, que los vincula al terrorismo
islamista. No es por nada pero… ¿cuántos de los terroristas
detenidos y confesos han pasado o proceden del Tabligh, en
sí y en principio un movimiento pietista sumamente
rigorista…?. ¿Hacemos números…?
Lo que ya está claro es que Ceuta se ha convertido en un
lugar de “misión” para el extremismo islamista: predicación,
captación de activistas, retaguardia… E incluso con planes
muy elaborados de cobertura, tanto de “índole cultural” como
incluso me atrevería a decir que “política”. De ahí que es
jugar con fuego el “comprender” o “estimular” versiones
radicales del Islam, presuntamente “españolistas”, como
“colchón” y alternativa al sunnismo malikí a la marroquí.
Sin duda Marruecos está desde hace tiempo jugando fuerte y
apretando las clavijas, pero una cosa es el islamismo
extremista y otra la “marroquinización” (por lo demás
innegable) de la ciudad. Para cada problema su antídoto. Si
la automedicación es una imprudencia, no lo es menos la
cobertura oficial a actos religiosos de masas como el último
de Loma Margarita. Y por cierto: me gustaría que algún
político de da bajo fuste tuviera la dignidad y el coraje de
repetirme, a la cara, ciertos insultantes comentarios con
motivo de mi columna. Sí y lo siento: Ceuta es un nido
terrorista, la serpiente yihadista incuba en la ciudad
querida sus huevos. ¿Vale?
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