Existe en la Comandancia General de Ceuta un pequeño reducto
de hombres rana, entrenados para maniobrar debajo del agua.
Solo los militares pertenecientes al Regimiento de Ingeniero
y Operaciones Especiales pueden aspirar a cumplir sus tareas
militares con escafandra.
Son un pelotón integrado dentro del Batallón de Zapadores y
que a su vez pertenecen a la sección de reconocimiento de la
compañia de apoyo. Un grupo de siete hombres, integrado por
dos zapadores anfibios, el capitán Ávila y el cabo 1º
Francisco Castaño, más los cabos Muñoz Sala, Enrique Luque y
Valero, y los soldados García Meliá y Corsino, acuden
periódicamente a su cita con las bombonas y la zodiac
comando para entrenar ante eventualidades presentes y
futuras.
Sus capacidades se ramifican. Intervienen en el
reconocimiento de embarcaciones, tanto civiles como
militares, rescatan personas, controlan puentes tendidos
sobre ríos y son capaces de utilizar radiales o martillos
debajo del agua. Son ingenieros adiestrados como anfibios,
aunque pertenecen a la unidad ligera de buceo del Ejército
de Tierra. Zaragoza es el gran búnker. Allí, una compañía
formada por 60 hombres desempeñan trabajos de más
envergadura.
Aparte de Zaragoza, solamente Burgos, Melilla y Salamanca
cuentan con regimientos de ingenieros. El de Salamanca
también se sale de la norma, ya que se dirige más hacia la
construcción submarina, a la maquinaria, y al tendido de
puentes en ríos. En Alicante, el Mando de Operaciones
Especiales regenta otra sección de buceadores, aunque no se
difencian demasiado con sus colegas de ingenieros. Muchos de
los buceadores que participaron en la búsqueda de Marta del
Castillo con la UME salieron de las unidades de Ingenieros.
“Cuando vino el JEFUTER a Ceuta nos preguntaron si seríamos
capaces de participar en la operación de búsqueda y le
dijimos que sí”, aunque finalmente no fue necesario, comentó
el cabo 1º Castaño.
Solo el capitán y el cabo 1º poseen titulación de zapadores
anfibios. Sólo con este rango uno puede mandar una inmersión
y hacer que se cumplan los protocolos en cualquier
operación. Para alcanzar este rango, es necesario superar
varias pruebas: pasan dos meses en Cartagena, luego hacen el
curso de buceador de asalto en Zaragoza y, por último, el
curso final, el de zapador anfibio, reservado exclusivamente
para ingenieros. La tropa, que también supera unas pruebas
severas, sólo tiene que acudir dos meses a Zaragoza. Tanto
es así que el capitán Ávila asegura que las pruebas “más
exigentes” dentro de las Fuerzas Armadas “son las de piloto
y buzo”.
Los instrumentos logísticos de este pelotón ceutí están
mejorando los últimos meses. La llegada de motores de cuatro
tiempo menos contaminantes para las lanchas, además de un
equipo en el que destacan globos izadores capaz de elevar
1.000 kilos o las bombas de oxígeno con dos reguladores son
algunos de los ejemplos de un pelotón exclusivo en la
ciudad.
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Ellos sí pueden ser trasladados en caso de descompresión
Como en cualquier unidad de buzo,
en esta también existe un dispositivo de emergencia en caso
de descompresión. Conocidas son las quejas del presidente de
la Federación Subacuática de Ceuta, que ha advertido en
varias ocasiones que en la ciudad no hay una máquina para
realizar la descompresión. Sin embargo, estos siete buzos
militares sí cuentan con una alternativa. Cada vez que hacen
prácticas subacuáticas, tienen en alerta a un helicóptero de
la Guardia Civil en la Península, que llegaría en un tiempo
máximo de media hora a Ceuta. El buzo, en caso de
emergencia, podría estar, un cuarto de hora más tarde en San
Fernando, donde sí poseen los instrumentos para realizar la
descompresión de la persona en caso de que hubiera tenido
que realizar una salida de emergencia del agua sin haber
hecho la descompresión oportuna.
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