El Consulado de España en Tetuán dejará de contar con la
presencia de dos militares agregados a la oficina
diplomática y acreditados en Marruecos ante sus homólogos
como miembros del Ejército español. Lo que era un rumor hace
sólo dos meses y ha venido ‘lanzando’ José Luis Navazo en su
columna diaria en este medio, ha sido publicado finalmente
por los medios nacionales, lo que ha servido para que desde
la oposición se ponga en entredicho la labor del Estado y de
la dirección del CNI
Hacer sólo un par de meses era un rumor. La labor del
espionaje español al otro lado de la frontera (muy
interconectada con Ceuta aunque de modo muy ‘sui generis’)
echará el cierre en este muy próximo mes de julio. Algo que
ya dejaba entrever con la socarronería habitual nuestro
colaborador, José Luis Navazo quien sabe patearse el norte
marroquí como pocos.
Ya lo decía Navazo, el miércoles lo publicaba El País y ayer
jueves se hacían eco varios diarios digitales. España se
queda sin ojos en el norte marroquí en los alrededores de
Ceuta y de Melilla. Lo que, aprovechando la extraña
coyuntura “por presiones de Marruecos”, se agumentaría ha
servido a la prensa no afin para arremeter -como está
haciendo desde el Congreso el PP- contra el jefe del CNI por
su ‘particular’ forma de dirigir o de “utilizar” el cargo.
Las últimas noticias al respecto revelan un próximo
escándalo morrocotudo. Entre tanto, como ya sucediera con la
‘antena’ de Nador, cuyo responsable fue expulsado por
Marruecos, las de Tetuán no es que hayan sido expulsados,
pero según destaca ‘Libertad Digital’ los servicios de
inteligencia españoles dejarán de estar activos en la
provincia del norte marroquí.
La clausura, según fuentes diplomáticas, es achacable a
presiones. Desde el Centro Nacional de Inteligencia se habla
de “una reestructuración” de su despliegue en Marruecos. Si
embargo, Tetuán era para los agentes del CNI, adscritos al
Consulado de España en la ciudad, un punto de observación de
todo lo que se mueve alrededor de Ceuta, del radicalismo
islamista y de la inmigración clandestina hacia la
Península.
El avezado corresponsal de El País en Marruecos, Ignacio
Cembrero iniciaba su información con que “el servicio de
espionaje español, echa el cerrojazo en el norte de
Marruecos. El mes próximo cerrará su antena (delegación) de
Tetuán, la capital del antiguo protectorado español, que
dirigía un coronel secundado por un comandante de
artillería”. Y recordaba que “la inteligencia española abrió
esa oficina cuando Marruecos accedió a la independencia hace
53 años”.
Desvela Cembrero públicamente lo que en el ámbito de la
‘información’, servicios profesionales y paralelos, ya se
conocía. Los dos militares españoles, acreditados
oficialmente en Tetuán ante sus homólogos marroquíes, se han
despedido estos días. El coronel tenía previsto dejar su
puesto este verano, pero el segundo aguardaba la llegada de
un nuevo jefe. Sin embargo, el comandante recibió la orden
de hacer las maletas y ninguno de los dos será sustituido.
Navazo, por su parte ha deslizado que las presiones
formarían parte de un urdido plan marroquí con partidos
políticos de nuevo cuño de por medio. Sin embargo no se
conoce que hayan existido reproches a la tarea del Centro
Naconal de Inteligencia en el ámbito de Tetuán, salvo alguna
situación “chirriante” de allegados o colaboradores ceutíes
instalados residencialmente en Marruecos por los ‘intentos’
de controlar las referencias sobre Ceuta en la prensa
regional.
Increiblemente Tetuán servía a los espías españoles,
adscritos al Consulado de España en la ciudad, un lugar de
relevancia para ver y analizar todo lo que ocurre en las
cercanías de Ceuta, sobre todo de los movimientos islamistas
-la mayoría de los autores del 11-M son originarios de allí-
En cualquier caso la Inteligencia-Información se solapa
torpemente entre todos los servicios del Estado. Si el CNI
debería ser la madre de los distintos operativos, la
presencia de la Inteligencia militar, y de los servicios de
Información de Policía y Guardia Civil se convierten en
pequeños reinos de Taifas donde cada uno guarda como oro en
paño lo que tiene o consigue.
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