Lo primero las disculpas: un
tropiezo de mi yegüa el lunes, allá al fondo de la cañada,
entre la espesa umbría y rumorosos riachuelos, me impidió
estar con ustedes estimados lectores ayer martes. Al final
no fue nada salvo el mutuo morder el polvo y, menos mal, que
ya va para treinta años que este escribano no utiliza los
peligrosos estribos “anglocabrones” (tradicionales en monta)
usando en cambio los del país, forrados de cuero, donde el
pie puede asentarse sin miedo quedando protegida la puntera;
ideales para trochas o campo abierto. Lo discutía de
jovenzuelo, como tantas otras cosas, con mi profesor de
hípica del CHAS (Club Hípico Astur, de Gijón), quien molesto
prometió quejarse a mi padre (uno de los fundadores del
centro) por, según él, mis desplantes. Total, que acabé
dejando la hípica deportiva y haciendo honor a mi horóscopo
me tiré p´al monte. Y hasta ahora, morena.
El cuerpo me pide escribirles de la revuelta de Irán, del
resquebrajamiento de la dictadura teocrática de los
ayatollhás en el nombre del Islam, naturalmente, recordando
al respetable que el islamofascista (y golpista) Ahmadinejad
era (y sigue siendo) uno de los puntales del invento
asimétrico ese de la Alianza de Civilizaciones, piedra
angular de la política exterior española por designio del
iluminado Rodríguez Zapatero; también hubiera querido
abundar sobre Sarkozy en Versalles: el Presidente de Francia
anuncia que no subirá impuestos, “es una medida que
retrasaría la salida de la crisis” (igual, igualico, que
Zapaterico), dejando además la puerta abierta para una
próxima prohibición del “burka” pues, según palabras de
Sarkozy que subrayo punto por punto “Esa manera de vestir no
es un signo religioso. Indica una sumisión de la mujer y eso
no es aceptable en la República”. Sí, han leído bien, yo
estoy que me salgo puesto que como saben llevo años abogando
por esta profiláctica medida, de la que deberían ir tomando
buena nota de entrada los presidentinos de Ceuta y Melilla,
así como los dialogantes bancarios de la Fundación
Pluralismo y Convivencia. Y Europa entera, coño.
Pero el pasado domingo, así como algún día antes también,
les había adelantado mi responsable percepción (basada en
incuestionables notas de campo, debidamente contrastadas por
fuentes de toda solvencia) de que estamos en retirada en el
norte de África; después de quedar relegados en el área del
Estrecho, las dos ciudades hermanas de Ceuta y Melilla van a
quedar finalmente sin la cobertura protectora que les daban
los servicios españoles del CNI que, en la región, han
quedado desmantelados: primero en Nador y ahora a partir del
verano en Tetuán. ¿O acaso miento, Sáiz?: ¿quién dio la
orden?; ¿a quién beneficia?; ¿qué lectura, además de barrer
demagógicamente para casa, creen que harán nuestros vecinos
marroquíes…? Según voy viendo en los últimos años, tengo la
desazonadora impresión de que a Zapatero y su PSOE,
Marruecos los tiene por los huevos. No es de extrañar si,
entre otras cosas y emplazo al corrupto (¡uy, presunto,
presunto…!) ex Presidente de la Junta de Andalucía a que se
explique, pues negocietes, corruptelas y putativas ayudas al
desarrollo se negocian a dos bandas con la orilla sur y
diría, incluso, que hasta la “Caja B” de la institución
andaluza se esconde en Marruecos. Y los vecinos encantados,
claro. Grave, muy grave, gravísimo; ¡qué error, qué
imprudencia…!. Y esto es solo, amigos lectores, la punta del
iceberg. Pero me temo que en España, este nuestro país de
mierda, no hay ya dignidad para tirar siquiera de la manta.
Visto.
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