Dicen que rectificar es de sabio.
Así que me rectifico en pedir disculpas por el pequeño error
que cometí al ignorar que a, Serafín Becerra Lago, le habían
concedido la medalla de la ciudad. Una vez dicho esto, y con
esta van dos veces las que pido disculpas por el pequeño
error cometido, después de más de cincuenta años escribiendo
decido, como castigo, irme a un monasterio y quedarme de por
vida olvidándome del mundo mundial.
Por principio para irme haciendo el cuerpo a ese retiro
voluntario, al que me voy a someter, me voy a largar a “La
Tasca de Pedro” y me voy a “pegar dos latigazos de
mortificación”. Quiero sentir el dolor que produce, ese “par
de latigazos” en mi cuerpo de humano. Bueno eso de humano no
está muy claro, pues según la ministra somos seres vivos
pero no humanos.
Y es en esa frase donde me da por pensar, tratando buscarle
una solución, que como dijo El Shakespeare ese, “ser o no
ser, esa es la cuestión”. Y aquí, el asunto sería “¿somos o
no somos humanos, esa es la cuestión”?.
La cosa tiene su miga, pues teniendo en cuenta que el Darwin
ese dijo que descendemos del mono, por esa razón no somos
humanos, somos animales irracionales, tal como es el mono. Y
puede que hasta el Darwin llevase razón en su teoría pues he
escuchado, en innumerable ocasiones, a las chicas al paso de
un chico decir “que chico más mono”. Por ese camino, la
verdad sea dicha, no somos humanos, pero…
Maldita sean las papas en amarillo con fideos gordos y
júreles fritos del día anterior, siempre hay un pero. Uno se
pone a pensar, y eso de pensar es mi auténtico problema.
¿Quién me mandara pensar, cada vez qué tengo un problema?.
Pienso que aún no he visto a ninguna señora parir un
cocodrilo o un elefante, siempre los seres huangos paren
seres humanos, como los leones paren leones y los tigres,
tigres. Lo que me echa abajo la teoría del Darwin ese y de
que no somos seres humanos.
Lo se, no me digan nada, la culpa es mía por dedicarme a
pensar, tratando de encontrarle la lógica a todas cuantas
preguntas me hago, en cuanto surge un problema,
Diga lo que diga el Darwin ese, por muy “monos” que las
chicas encuentren a algunos chicos, me niego a considerar
que descendemos del mono.
De la misma forma, que lo que diga quien lo diga, mientras
no se me demuestre de forma fehacientes de que una mujer
pueda dar a luz una lagartija y una lagartija pueda traer al
mundo unas gemelas preciosas o un niño que pese lo normal
tres kilos y medio, seguiré pensando que los seres humanos
nada más que podemos venir, al mundo, de la procreación
realizadas por otros seres humanos.
Vamos y no me importa nada que ponga una foto mía, de cómo
era hace algunos años en los que pensaba, exactamente, igual
que ahora, No me la vayan a tapar poniendo otra encima,
porque me siento orgulloso de ser lo que era y lo que soy
ahora. Mí historia está ahí, de la que me siento orgulloso
de lo que he sido y de lo que soy ahora.
Después de esto, insisto, me voy a un monasterio a rezar.
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