La responsable del sistema penitenciario español se desplaza
hoy a Ceuta para presentar el proyecto de la nueva cárcel,
que en esta entrevista con El Pueblo califica de “ajustado a
las necesidades actuales y futuras de la ciudad”. Gallizo,
quien conoció Ceuta en julio de 2004, casi recién llegada al
cargo, cree que el centro diseñado para la ciudad, que por
sus dimensiones no responde a la tipología que se está
implantando en la mayoría de las prisiones de nueva
construcción, tendrá la ventaja de contar con todos los
medios necesarios para el desarrollo de la política
penitenciaria actual, en que los presidios se diseñan como
“pequeños pueblos” donde los reclusos pueden realizar
actividades tendentes a su reinserción.
Pregunta.- ¿Cómo justifica el modelo y las dimensiones
escogidas para el nuevo centro penitenciario de Ceuta? ¿A
qué se debe el hecho de que prácticamente duplique la
capacidad del actual?
Respuesta.-Habría que decir dos cosas, una que nosotros
tratamos de hacer centros adaptados al lugar en el que se
van a ubicar, y de hecho en Ceuta no hacemos el centro tipo,
el que estamos haciendo en otros sitios, que es el centro
grande y el que hacemos prácticamente en todos los lugares,
salvo en algunas islas y en algunas realidades singulares
como lo es la ciudad de Ceuta. Lo que hemos hecho es un
centro de tamaño medio que responde a las necesidades
presentes y futuras que pudieran plantearse en la ciudad.
Esto nos permite por otra parte que sea un centro que esté
bien dotado de todos los servicios necesarios; un centro muy
pequeñito no podría tener una dotación de servicios tan
adecuada. Pero también están los propios datos del
movimiento que hay en el actual centro penitenciario, que es
muy pequeño, tiene muy poca capacidad, pero del que
constantemente tenemos que trasladar personas a la
península.
P.- Hay muchos internos de paso.
R.- Sí, hay cientos de traslados todos los años de personal
de Ceuta a cumplir a la península y personas que tienen que
volver constantemente; hay que hacer idas y venidas de gente
que tiene sus causas pendientes en Ceuta y a los que hay que
trasladar cuando les sale el juicio o cuando tienen que
hacer cualquier gestión judicial.
P.- De hecho es en principio un centro de preventivos.
R.- Bueno, es un centro de preventivos y de penados, de
ambas cosas, pero ahora, cuando esté hecho, el nuevo va a
tener capacidad para albergar a todas las personas que,
digamos, tienen causas en la ciudad, que son muy numerosas.
P.- ¿Cuándo cree que lo veremos?
R.- (Ríe)... Yo creo que en un par de años, espero que se
empiece pronto la obra y que podamos tenerlo finalizado...,
en cuanto la obra empieza son dos años de construcción.
P.- El Consejo de Ministros aprobó hace unos días la
necesidad de ocupación urgente de los terrenos, de modo que
el comienzo parece encarrilado, ¿no?
R.- Cuanto antes empiece la obra antes terminará, es una
perogrullada, pero bueno..., el hecho es que el concurso de
construcción sale con este plazo de 24 meses.
P.- Los centros que construyen responden al tipo
“modular”, ¿podría definir en qué consiste?
R.- Es un modelo que ya se diseñó en España a principios de
los años 90 y que viene a reflejar varias cosas al mismo
tiempo, por una parte son centros que tienen un sistema de
seguridad muy importante, muchas medidas para evitar fugas o
cualquier tipo de incidentes interiores. Pero también
responden a un modelo que tiene en cuenta el factor
tratamental y convivencial, de hecho los centros
penitenciarios son como pequeñas ciudades, que reflejan casi
la vida de lo que podría ser un municipio, en el que hay
escuela, un servicio sanitario, polideportivo, espacios
culturales, salón de actos, talleres productivos y
ocupacionales... Es un modelo que trata de reflejar lo que
creemos que tiene que ser el día a día del trabajo del
centro.
P.- Su fin es facilitar el desarrollo de los programas de
reinserción.
R.- Claro, porque esa tiene que ser la función básica de la
institución y está claro que si no tienes una
infraestructura acondicionada es mucho más complicado. Es el
caso de prisiones antiguas y pequeñas como la actual de
Ceuta, que por muchas reformas que quieras hacer nunca van a
responder a ese modelo.
P.- En el ámbito más general y tras cinco años en el
cargo (primero como directora general y en la segunda
legislatura, como secretaria general), ¿cómo resumiría su
trabajo al frente de la institución?
R.- Cinco años es bastante tiempo, pero para hacer una
transformación de la institución en la medida en que a mi me
gustaría que se transformase pues ..., los cambios es verdad
que no puede ser demasiado rápidos ni hacerse con la
velocidad que deberían hacerse. A pesar de esto tengo que
decir que hemos realizado un trabajo intenso en muchas
direcciones, por una parte, abordar el problema de las
infraestructuras penitenciarias, que hace falta ampliar dado
el incremento de la población reclusa. Nos hemos centrado de
una manera muy intensa en construir nuevos centros
penitenciarios y también de inserción. La previsión es que
en el año 2012 podamos concluir la parte del plan iniciada
en 2005. Por otro lado hemos hecho un gran esfuerzo para
poner en el primer plano lo que tiene que ser el tratamiento
penitenciario, la política que conduzca a la reinserción de
las personas que están privadas de libertad. Este ha sido el
objetivo prioritario, mío y de toda la institución, primero
porque es un mandato que emana de la propia Constitución,
que hagamos de nuestro sistema un sistema reeducador y
rehabilitador y luego porque es un compromiso y convicción
de la inmensa mayoría de los que trabajan en Instituciones
Penitenciarias.
P.- Al crearse tantos centros nuevos hay que aumentar
también los recursos...
R.- Claro, hay que hacer un esfuerzo en medios materiales y
humanos y la verdad es que el Gobierno de España y todos los
españoles han dedicado una parte importante del presupuesto
nacional a la construcción de estas nuevas infraestructuras;
el plan que estamos desarrollando es el más importante que
hemos hecho nunca. En los últimos años ha habido ofertas de
empleo importantes e incluso en este año 2009, en el que
estamos atravesando por una situación económica complicada,
de los puestos que van a salir en toda la oferta de la
Administración General del Estado prácticamente la mitad es
de Instituciones Penitenciarias.
P.- De acuerdo con las últimas estadísticas, la población
reclusa en España ha pasado de los 33.000 presos del año 90
a casi 75.000 en la actualidad. Con los proyectos de nuevos
centros ya realizados y los que están en marcha, ¿qué nivel
de masificación hay en las cárceles?
R.- Como dice la población reclusa ha crecido
extraordinariamente y sin que en España se haya producido un
incremento de la delincuencia; siempre señalo esto porque me
parece que es significativo, España está muy por debajo de
la media de los países de su entorno en los niveles de
delincuencia, más de 20 puntos por debajo, y sin embargo
somos proporcionalmente el que más gente tiene en prisión.
Eso quiere decir que nuestro sistema penal, frente a lo que
a veces se piensa o se dice, es muy riguroso y muy duro en
cuanto al cumplimiento de las penas. Eso es lo que hace que
se incremente la población reclusa porque se ha alargado el
tiempo de cumplimiento y ha habido además nuevas leyes que
llevan a más gente a la cárcel. Eso hace que tengamos un
nivel de ocupación alto, pero también hay que decir que ya
una parte muy importante de nuestro sistema penitenciario
son centros nuevos que están habilitados para acoger a un
número importante de personas, porque todas las celdas están
preparadas para que haya dos personas sin menoscabo de su
dignidad personal ni de los servicios que se prestan.
P.- Por territorios, ¿cuáles se pueden considerar los
peor dotados? ¿qué lugar ocupa Ceuta?
R.- El mapa de las infraestructuras penitenciarias es
complejo de explicar, porque responde a diferentes momentos,
a épocas en las que había un cierto rechazo a la
construcción de prisiones en algunos sitios y se optó por la
vía más fácil de hacerlas donde no se necesitaban o donde
veían más claramente las ventajas en creación de empleo y en
riqueza para la comunidad. Por ejemplo en Castilla y León
tenemos varios centros grandes cuando la población reclusa
de allí es muy pequeña. En esos centros hay, obviamente, en
estos momentos un número muy alto de extranjeros, de
personas que no tienen arraigo en nuestro país y que se
ubican en los sitios donde hay más plazas disponibles. El
mapa de las infraestructuras penitenciarias ha sido muy
desigual, nosotros hemos querido corregir eso y de ahí
decisiones como la de hacer un centro penitenciario en
Ceuta, hay que hacerlos allí donde se necesitan y donde
tienen un valor importante para el cumplimiento de un pena
en buenas condiciones en el lugar donde se cometen los
delitos.
P.- En relación con la distribución de los presos
extranjeros, que acaba de comentar, un factor que incide
especialmente en Ceuta, con internos de religión diferente a
la mayoritaria en España, ¿cómo se atiende esa diversidad?
R.- En el sistema debemos de tender, porque es un mandato
legal y porque además la justicia y la razón lo dicen así, a
que cada uno cumpla lo más cerca posible de su domicilio,
siempre que no medien razones de seguridad, alejamiento o
similares. Pero como decía tenemos distintas zonas en las
que hay más penados y preventivos que plazas y otras en las
que hay menos, por eso tratamos de que la población
extranjera, sin arraigo, vaya a estas zonas con menos
penados autóctonos. Eso es también muy complicado, porque a
veces su causas dependen de otros sitios y hay que hacer
constantes traslados...; es algo muy complejo. El sistema
garantiza los derechos de todas las personas y por su
puesto, la asistencia religiosa es un derecho y tenemos que
velar porque cada uno pueda ejercer la religión que profese
de una manera normalizada. Es verdad que tener una población
extranjera alta, sobre todo de aquellos que desconocen el
idioma plantea algunos problemas, pero también lo es que
esta institución cuenta con unos profesionales de primera
línea que tienen una gran experiencia en hacer frente a esta
situación. Hacemos muchísimos programas de español para
extranjeros que facilitan mucho la comunicación y yo creo
que las prisiones son de verdad un ejemplo de convivencia
entre diferentes culturas, etnias, religiones, en las que
todo se acepta con normalidad y con respeto a los derechos
de todos y por su puesto a los principios democráticos del
Estado de Derecho.
P.- Hay estudios que revelan una retroalimentación de las
prisiones en el sentido de que una buena parte de los presos
regresan una vez que han salido en libertad. ¿En qué nivel
de reincidencia se está en las prisiones españolas?
R.- Nosotros estamos haciendo un estudio, no tengo todavía
las conclusiones, pero sabemos que es alta, quizá no me
equivocaría si dijese que el 50 por ciento de la población
reclusa sería de primarios, es decir, personas que han
cometido un único delito y otro 50 por ciento, corresponde a
aquellos que han cometido diferentes delitos en distintos
momentos. La reincidencia tiene mucho que ver con las
políticas de reinserción, pero con las que se hacen en la
sociedad porque, claro, cuando una persona ha salido de
prisión ha podido seguir un proceso de intentar dejar la
droga, de sacarse estudios, de tener una formación
profesional, pero si cuando recobra la libertad no tiene un
trabajo ni un lugar donde vivir y tiene que volver a la
marginalidad de la que salió estamos echando por la borda el
esfuerzo de muchísimas personas y del propio interno. Yo
creo que hay que hacer una reflexión general de la sociedad
sobre lo importante que es ofrecer oportunidades a las
personas que intentan cambiar su vida y hacer itinerarios de
inserción que empiezan en la prisión pero tienen que
continuar cuando están en libertad.
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