Es la frase que con el dolor del
último atentado criminal de ETA, tan sólo hace cuatro días,
pronunció el nuevo lehendakari del País Vasco, Patxi López.
No habían transcurrido más de cinco horas, el inspector de
Policía Eduardo Puelles había muerto como consecuencia de la
explosión de una bomba lapa colocada en su coche.
El lehendakari con esta rabia del dolor de aquel momento
decía:” Ellos nos han enseñado el camino del dolor, nosotros
les vamos a enseñar el camino de la cárcel”.
Apoyamos totalmente las palabras de Patxi López, pero más
que apoyarlas nosotros deberán apoyarlas con hechos sus
compañeros de partido y los compañeros, algunos de ellos
amigos, de otros grupos políticos, estableciendo unas leyes
por las que, de verdad, se muestre ese camino a todos
aquellos que, desde hace casi medio siglo, llevan sembrando
el terror. Y que con esas leyes aquellos que entren en la
cárcel, que no son todos los que debieran, no estén allí en
mejores condiciones que si se hubieran instalado en un gran
hotel, y que esa cárcel no sea algo pasajero para ellos, al
poder quedar libres por la debilidad de las leyes que tratan
estos asuntos.
Frases bonitas, tras los atentados de ETA, las hemos oído
desde hace muchos años. Ahora mismo, y sin hurgar demasiado
en mi memoria, me viene a la mente una de ellas, pronunciada
por Rodolfo Martín Villa, ministro del Interior con la UCD.
En aquella ocasión, Martín Villa dijo:” O ETA termina con
nosotros, o nosotros terminamos con ETA”. Por desgracia fue
lo primero y a los pocos años, muy pocos, UCD pasaba de
partido del Gobierno a no ser nada, en tanto que ETA seguía
ahí y ahí está, asestando su golpe a cada instante.
El pasado viernes todo eran llantos y palabras de buenas
intenciones, con pésames de dolor. Eso es cierto. Hoy ese
dolor queda, únicamente, para la familia del inspector
asesinado.
Ahora bien, en estos días, y desde hoy ¿Quedará un poso
mínimo de ese dolor en los políticos que deben dar el paso
para establecer unas leyes que no permitan que estos
asesinos vuelvan a ver la luz del sol en las calles?. Por
desgracia, los políticos, con esa “falsa progresía” que se
quiere dar a cada instante, piensan más en los votos que en
otras cosas y como tratar de establecer unas leyes duras
para este tipo de acciones, más que dar, pueden quitar votos
de los “fariseos del progreso”, prefieren que sea el otro el
que comience, cosa que llevamos soportando muchos años.
El lehendakari fue muy duro, pronunció uno de los discursos
más contundentes de los últimos tiempos frente al
terrorismo, y desde la distancia, insisto, apoyamos y
apoyaremos posturas como las de Patxi López, lo que ocurre
es que nuestro apoyo no pasa de ser moral, porque el real ya
hemos dicho, y volveremos a repetir mil veces, donde debe
estar.
“No les vamos a ceder ni un milímetro a los propagadores de
la violencia, a los silencios cómplices..., a los chivatos
del fascismo”. Eran las palabras del lehendakari.
Y con esto, que ahí está en unos instantes de verdadero
dolor, surge la pregunta ¿Ha llegado, al fin, un lehendakari
que se decanta por la verdadera libertad y la razón
perfectamente asentada?. Esa sería la mejor noticia que hoy
podríamos recibir. Ojalá que sea así, pero con bases
sólidas, no como una simple pose.
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