Fernando Abad, madrileño
él, ha llegado a esta ciudad recomendado por Cecilio
Castillo. Éste, como ustedes saben, es miembro muy
importante de la directiva del primer equipo local. Y sus
consejos terminan convirtiéndose en leyes. Con lo cual todos
los componentes del club están convencidos de que Abad es lo
más parecido a Monchi. Ese técnico del Sevilla que
goza de tan buen ojo clínico a la hora de contratar
jugadores.
Abad, nada más poner los pies en Ceuta, declaró que pensaba
pasarse todo el verano aquí. Y que lo haría para hacer una
plantilla competitiva y capaz de conseguir el ascenso tan
deseado. Desde entonces, y hace ya su tiempo, al técnico
recomendado por Cecilio no se la ha visto el pelo por esta
tierra. La última vez que le vieron fue leyendo ‘El Pueblo
de Ceuta’ en la terraza del Milord.
Pero no crean ustedes que el madrileño, tan castizo él, está
comiendo y bebiendo todos los días por el Madrid de los
Austrias, a costa de los buenos dineros que ha obtenido en
Ceuta. Pensar de esa manera sería quitarle méritos al
trabajo que viene desempeñando el tal Abad. A quien debe
haberle costado sangre, sudor y lágrimas el llegar a un
acuerdo con Gómez: delantero de la Unión Balompédica
Conquense.
Y es que semejante logro hay que valorarlo en todos los
sentidos. De la misma manera que la contratación de Manu
Taranilla, portero del Portuense en la pasada temporada,
es prueba evidente de que el director técnico es capaz de
superarse. Pues conseguir ese fichaje, tan complicado, sólo
es posible si por medio hay un técnico sagaz y con unos
conocimientos del mercado indiscutibles.
Y qué decir de las conversaciones que viene manteniendo con
Romerito: nacido en Jerez y que lleva varios años
jugando en Linares. En este caso, tengo la impresión de que
Abad puede en el empeño sufrir la pérdida de varios kilos.
Porque hacerse con los servicios de Romerito no está al
alcance de cualquiera. Ni siquiera de su paisano Carlos
Orúe. Y ya no digamos nada de Velázquez. Tenido
como plan B por si falla el plan A: el sí de Raúl Gaitán;
perteneciente al Polideportivo Ejido.
En realidad, no quisiéramos estar en el pellejo de Fernando
Abad. Menuda papeleta tiene nuestro hombre por delante. Yo
me lo imagino sudando la gota gorda. Y llegando a su casa
cada día derrengado y deseando echarse en la cama para
recuperarse. Y la de veces que deberá acordarse del lío en
que lo ha metido su amigo Cecilio. Y hasta no desestimo que,
en ocasiones, Fernando Abad medite si es conveniente llamar
a Cecilio y comunicarle que desea un aumento de sueldo
debido a que el trabajo que viene haciendo es superior al
acordado. O sea, descomunal.
La broma del fichaje de Abad, pues es preferible tomárselo
así, le ha costado al club una pasta gansa. Mientras en el
club cobran sueldos varios técnicos. Quienes, de acuerdo con
Orúe, entrenador, podrían haber acordado los fichajes
necesarios.
Por consiguiente, el domingo, en la miscelánea semanal,
escribí un suelto sobre lo innecesaria que había sido la
contratación de un director técnico. Y argumentaba el mismo
motivo que hoy. Es decir, que en la Asociación Deportiva
Ceuta hay ex jugadores en nómina que deben estar capacitados
para asumir esa tarea al alimón con el entrenador de turno.
De lo contrario, habría que preguntarse qué pintan en club.
Y no me hablen de la escuela de fútbol.
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