La comisión de lucha antirrábica,
se reunió en sesión extraordinaria, tomando una serie de
determinaciones, por el bien de la ciudadanía, tras
confirmarse que el perro que mordió a un Policía en el
Tarajal, tenía rabia.
Una de las determinaciones más importante y que afecta a una
parte importante de la ciudadanía, es la de que todos
aquellos que tengan perros, gatos o hurones, deberán pasear
a sus mascotas atadas y con un bozal.
Llevan toda la razón del mundo hay muchos perros, que los
han visto estos pedazos de ojos que se han de comer los
asquerosos de los gusanos, que van sueltos por las calles,
con el peligro que eso supone. Estos perros que van sueltos
por las calles, los hay de todos los tamaños, pequeños,
medianos y grandes. ¡Será por perros!.
Lo que no me entra en el coco, quizás por que mi
inteligencia es más bien cortita, cómo le ponen un bozal a
un huron, por supuesto quienes tengan esa clase de mascota.
Cosas más raras se han visto en mascotas. Que mascota hay
para todos los gustos.
He visto a muchas personas con mascotas, pero que no eran
sus mascotas, si no unas mascotas para cubrirse la cabeza,
que son cosas diferentes. No vaya a ser que haya quienes las
consideren mascotas, mascotas por la gloria de mí pare, y le
obliguen a quienes las lleven a ponerle collar y bozal.
Aclaro esto para que no haya confusiones, esas que llevan
algunos sobre sus cabezas, que son mascotas, no son las
mascotas que puedan producir la rabia, ni enfermedad alguna.
Hay que dejar las cosas claras, para que nadie se llame a
engaño.
Esta mañana mientras hacía mí recorrido diario de una hora
andando, me lo ha mandado el médico, en vez de mandarme par
de lonchas de jamón y un buen vaso de rioja, que es lo que
los médicos deberían recetar. Nada de eso, a andar que dicen
que es una jartá de sano, pero que llegó a mí casa deseando
coger el sofá y darle una paliza de aquí te quiero ver. Se
me ha ido la olla.
Lo que yo quería contarles, es que he visto a un señor con
un ”Chiguagua” bajo el brazo que, como mucho, debería pesar
unos doscientos gramos. Ni te cuento si le pone un collar y
un bozal, el pobre animal no podría tirar con tanto peso.
Más adelante me he encontrado a otro señor acompañado de un
perro que parecía un león de grande que era y que ha soltado
“tela marinera” por su culito. El señor, de alguna forma hay
que llamarle, ni se ha inmutado, siguiendo su camino como si
nada hubiese pasado.
Mirando la cagada del perro, me ha llegado la solución del
asunto ese del impuesto variable, que nadie me explica y que
me trae dándole vueltas a la cabeza. ¡Por fin lo tengo!. Si
el guarro del dueño, caga como caga el perro, ni le rindo
las ganancia de lo que va a tener que pagar por el asunto de
lo variable.
Bueno, en serio, las recomendaciones no hay que tomárselas a
broma y hay que llevar, por el bien de todos, a las mascotas
con collas y bozal. La pregunta del millón seria ¿hay tantos
collares y bozales disponibles, para la cantidad de perros
qué van sueltos por nuestras calles?
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