Presuntamente claro, porque al
parecer de momento pruebas no hay… pero, como las meigas,
pudiera haberlas. Solo hay que rascar y sumar. No cuadra
nada en esta historia y el momento en sí escogido por
Mohamed Haddad para solicitar “asilo político” ¡y en Ceuta!
es de lo más oportuno… para Marruecos naturalmente. ¿Para
España?. Rotundamente: es una trampa. De aceptarse la
inusual petición de Mohamed Haddad, de creerse sus medidas
intoxicaciones, se escenificaría un rechazo por parte
española al proceso democrático marroquí aceptando, con
ello, las actuales tesis de Haddad y enfrentándonos
oficialmente con el vecino país Ciertamente se viven aun
situaciones anómalas (caso de Ifni), pero la misma Amnistía
Internacional acaba de darle un espaldarazo a la política
general marroquí en esta materia, al que me sumo. El Reino
de Marruecos es un Estado islámico, de los más avanzados en
su género y como es obvio con límites a la libertad
religiosa, pero es una patraña como asegura Mohamed Haddad
hablar hoy de “persecución política” en Marruecos. Eso no es
cierto.
¿Qué pretende entonces Haddad…? Ahora que, tras la bajada de
pantalones de Nador y el cierre de Tetuán, España se queda
en el norte de Marruecos por decisión personal del cazador
cazado (impulsado y sostenido por Rodríguez Zapatero y
Fernández de la Vega) sin ojos y sin oídos, a dos velas… Con
los sistemas oficiales de escucha retirados, la diplomacia
paralela marroquí sostenida por los servicios
correspondientes puede actuar sin freno y a su antojo,
apretando el dogal sobre Ceuta y Melilla. “Es que se intuye
algún tipo de negociación, o al menos la apertura de algo
parecido a la célula de reflexión”, se barrunta. Pues bien:
mayor razón si cabe para encarar, las negociaciones -o lo
que sea- debidamente informados. Y la información real, no
se equivoquen, es la que se toma sobre el terreno. Al final,
como siempre y pese a toda la panoplia tecnológica, hay que
meter a la fiel infantería… no quitarla.
Yo, que he tratado infinidad de veces y en ocasiones
apuradas a Mohamed Haddad (no como Alí Lmrabet, otro
oscurísimo personaje en el que según parece sigue confiando
-de veras que no lo entiendo- el director de El Mundo), digo
que Haddad miente más que habla; con más capas que una
cebolla y entre col y col -¿verdad Mohamed?-, lechuga.
Mohamed Haddad también se movía con la trama española de la
célula terrorista del 11-S (sí, el atentado de Nueva York)
que frecuentaba la mezquita madrileña de Estrecho…
quitándose oportunamente de la escena; volvió a repetir la
jugada con la banda islamista del 11-M… quitándose de en
medio como quien dice 24 horas antes. Yo mantengo la
hipótesis de que a través de su agente encubierto Haddad (lo
mismo que con el doble agente “Cartagena”), los servicios
marroquíes estaban cuando menos al tanto de lo que iba a
ocurrir en Atocha con bastante anterioridad. ¿Haddad
perseguido en Marruecos…? ¡Pero si todos sus movimientos
mediáticos de estos años en Tetuán estaban estudiados y
apoyados por caras conocidas de algunos de los tres
servicios marroquíes! Quizás con los periodistas españoles,
desconocedores de la realidad a pie de calle, cuele, pero a
estas alturas conmigo no, Mohamed. La petición de asilo es
una trampa, quizás el último cartucho como intoxicador de
Haddad. Visto.
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