Los otros días, en el hotel Tryp,
la Federación de Fútbol de Ceuta, hizo entrega de los
distintos premios y galardones de final de temporada, a
equipos, jugadores y colaboradores que se han destacado en
ella.
Aunque puede parecer mentira, no me extrañó en absoluto que
al doctor Juan Barrientos Sevilla, dedicados durante más de
cuarenta años a colaborar con la Federación en el
reconocimiento médico, cada temporada, de más de doscientos
deportivas, sin cobrar un duro, no tuvieran la gentileza de
darle una placa o un diploma agradeciéndole la gran labor
desarrollada durante todo ese tiempo.
Y es que Juan Barrientos, no se ha enterado o no quiere
entrarse de que es un hijo de Ceuta, que quiere a su tierra
y que colabora sin poner la mano. Y eso querido amigo, Juan,
ser ceutí adorar a su tierra, luchar por ella sin poner la
mano, en los momentos actuales, no se lleva mucho. Hay que
ser de fuera, vender motos sin motor, y seguro que obtienes
una recompensa, ya sea una medalla, un diploma, una placa, o
un escudito de oro.
Y es que, Juan, tú no te enteras, y mira que te lo dije con
claridad, cuando me comentaste que habías participado en la
redacción del programa de sanidad de tu partido, en tu
desende prestar tu colaboración, que te llevarían al
“huerto” sin darte nada de lo que te habían prometido. Y no
conforme con lo que te había dicho, vuelves a las andadas y
a prestar tu colaboración. Y otra vez, Juan, más de los
mismo, que donde te dijeron digo, luego dijeron Diego.
Me queda la tranquilidad, pero como amigo tuyo que soy,
amigo de los de verdad, al menos me queda la tranquilidad de
habértelo advertido. Pero como te con conozco, tú seguirás
lo mismo, prestando tu colaboración, trabajando por tu
tierra sin pedir nada a cambio, sin querer darte cuenta de
que nunca, como hijo que eres de ella, tendrán para ti el
más mínimo reconocimiento. Ya lo escribió, Rorri en el libro
de oro del Centro de Hijos de Ceuta: “Ceuta es una madrastra
para sus hijos”.
Se puede o no se puede estar de acuerdo con la frase pero,
la misma, encierra una verdad como un templo. Sin embargo,
aún estando de acuerdo con la frase, hay que reconocer que
no es ésta tierra la única culpable de esa situación, desde
mi persona e intransferible punto de vista son tan culpable
o más que ella, todos aquellos que sin ser de esta tierra,
consiguieron en la tómbola de la vida, la gorra y el pito
con mando, a los que su falta de preparación, ponen todas
las trabas del mundo, a aquellos que por su preparación les
pueden superar.
Eso es algo que toda esta fauna de personajillos no pueden,
de ninguna de las maneras permitir haciendo que, desde sus
puestos con gorra y pito, se rodeen de quienes por su
ineptitud no les puedan hacer sombra.
Así son las cosas, amigo mío, y nada ni nadie las van a
cambiar, mientras exista toda esa fauna de inepto. Mientas
continúen con sus gorras y pitos, todos aquellos hijos de
esta bendita tierra que sean capaces en destacar en algo,
trabajando por ella, dejándose de llevar por su amor a la
misma sin recibir un duro, tienen menos porvenir que un mono
con vértigo.
|