El Observatorio de la Sostenibilidad reflejó ayer en un
informe los grandes males de la gestión del agua en Ceuta y
los que este considera que pueden ser sus mejores remedios:
la red de abastecimiento sigue perdiendo agua, cada vez más,
y los vertidos siguen siendo mucho. La receta, en lugar de
grandes obras, más eficiencia.
“Queda un trabajo arduo y complejo que requiere la máxima
eficiencia en su gestión; la prioridad de las actuaciones
frente a otras de otros ámbitos menos impactantes; la
complementariedad de todas las actuaciones; y aplicar una
visión ecológica antes que económica en todas ellas para que
sean más rentables a largo plazo”. Ese es el resumen del
‘Informe del ciclo integral del agua. Gestión hídrica
sostenible’ que ayer presentó el Observatorio de la
Sostenibilidad de Ceuta, una iniciativa nacida bajo el
impulso de la asociación Septem Nostra con la colaboración
de los Planes de Empleo de la Delegación.
José Manuel Pérez Rivera y Óscar Ocaña acompañaron ayer, en
calidad de coordinadores del trabajo, a las autoras del
mismo, la licenciada en Ciencias Ambientales Cristina Molina
y las monitoras Isabel Mayorga y Victoria Eugenia Díaz, en
la presentación del estudio, que asegura que la red de
distribución de agua local todavía pierde “el 60%” de la que
transporta y que lamenta que en lugar de priorizar su
renovación y la separación de las conducciones de pluviales
y fecales en aquellas partes de la ciudad donde sigue siendo
una se siga invirtiendo en “grandes infraestructuras” como
la ampliación de la desaladora.
El análisis del Observatorio, el segundo que elabora tras el
que presentó sobre Movilidad Sostenible, realiza un
diagnóstico completo de la gestion que del agua se hace en
Ceuta desde su captación hasta su puesta a disposición de la
ciudadanía, ya potabilizada, y posteriormente de su
depuración hasta su reintegración al medio natural, un paso
que la ciudad no cumple todavía a la espera de que entre en
funcionamiento la EDAR de Santa Catalina, previsiblemente el
año próximo.
A la expectativa de dicha inauguración, que se espera sea
“cuanto antes”, las trabajadoras del Observatorio
identificaron ayer en la fase previa a su utilización en las
viviendas las principales deficiencias de la gestión hídrica
local.
“En términos generales se dice que Ceuta se abastece en un
80 % del agua proveniente de la desaladora y el 20 %
restante de los embalses y manantiales”, explicaron las
autoras, que advirtieron del “elevado coste energético (y
contaminante)” que conlleva la desalación y apostaron por un
uso “más eficiente” del resto de fuentes.
“El año pasado”, recordaron, “hubo momentos en los que los
embalses tuvieron que tirar agua, cuando se podría coordinar
la producción de la planta para recortarla o anularla en los
momentos en los que no sea necesario”.
No obstante, el problema mayor se encuentra en el estado de
la red. Según los datos facilitados por la Confederación
Hidrográfica del Guadalquivir y Acemsa si en el año 2000 la
diferencia entre el agua suministrada y la facturada (o sea,
la perdida) se elevaba al 44% el año pasado llegó al 58,96%,
todo ello a pesar de que el hecho de disponer de agua las 24
horas, que “podría justificar” esta diferencia, no se ha
traducido en un aumento significativo de la cobrada.
Sí es un motivo de aliento la evolución del agua consumida
por habitante y día en Ceuta: si en 2003 eran 169 el año
pasado fueron 157, aunque las pérdidas no han dejado de
crecer: de 167 a 225 en el mismo periodo. El Observatorio
también llamó la atención sobre los 24 puntos de “vertidos
incontrolados y continuos de aguas fecales” detectados (más
otros 17 puntos “intermitentes”) detectados en Ceuta.
|