Las tradiciones en Ceuta han de
preservarse como un bien patrimonial en esencia. Preservarse
y vivirse claro. En el caso de hoy, San Antonio, la historia
de la romería nos retrotrae a épocas muy atrás en el tiempo
que determinan claramente la naturaleza de la ciudad. Y es
que la devoción a San Antonio entronca en las raíces
portuguesas de la ciudad. Sólo en el siglo XVI, dicen los
historiadores, existían dos templos dedicados al que se
venera como el Santo de Padua o de Lisboa. Actualmente sólo
subsiste la ermita de San Antonio a la que numerosas
personas acuden cada martes. Sin embargo, la fiesta grande
es la señalada en el santoral romano. Desde el siglo XVI
conocemos la celebración de romerías y el retiro de
venerables sacerdotes y ermitaños en su capilla. Incluso en
el siglo XVIII se llegaron a correr toros en su explanada
constituyendo una de las festividades grandes de la
población local... y así hasta nuestra época. Cada año, cada
13 de junio, la Romería de San Antonio constituye uno de los
eventos que ensalzan a la Ceuta venida desde siglos atrás.
Una tradición, recuerdos y patrimonio cultural que no ha de
substraerse al olvido o al pasotismo ciudadano del ceutí
natural o adoptivo.
Mantener las raíces como esta Romería, el Corpus, San Juan,
la Virgen del Carmen y las fiestas Patronales en honor a la
Virgen de Africa suponen claramente el atractivo popular y
turístico vinculado al verano. Esas, y las que por mor del
avance y desarrollo de la actual sociedad ceutí comienzan a
tomar también protagonismo. El ‘Mausin’ próximo, a finales
de junio, en honor a Sidi Embarek configura también un hecho
que siempre estuvo vinculado a las Fuerzas Indígenas y, por
tanto a los Regulares 54 de Ceuta, una celebración propia de
los musulmanes abiertos, moderados y actuales que ya
festejaban sus ancestros ‘sebtauis’. Las tradiciones han de
fomentarse y preservarse. Hoy toca San Antonio y su Romería
merece ser vivida con la alegría propia de los ceutíes.
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