La conversación transcurre
despaciosamente. Apenas hablamos de la victoria europea del
PP en Ceuta. Porque estaba cantada. Y es que en esta ciudad,
por más que Francisco Márquez se empeñe en destacar
su trabajo, como director de campaña, no radica ahí el éxito
de los populares.
El éxito de los populares en las urnas de esta ciudad lo
dejó bien claro Jaime Mayor Oreja cuando se dejó ver
por esta tierra para decirnos que fuésemos a votar con las
mismas ganas que lo hacemos cuando se trata de que gane
Juan Vivas.
Llevas razón, Manolo, dice mi interlocutor, que
además pertenece al PP. Pero no siempre va a estar Vivas
para sacarnos las castañas del fuego. Así que es de todo
punto necesario mirar hacia un futuro en el cual Vivas será
ya historia. Porque el tirón de Juan puede durar, como
máximo, cuatro años más. Pero luego, entre que él no quiera
seguir y que el desgaste del cargo vaya haciendo mella en su
enorme popularidad, con qué candidato contamos que sea capaz
de asegurarnos si no los éxitos que se vienen consiguiendo
al menos los suficientes para poder gobernar.
La verdad es que no se vislumbra en el horizonte alguien que
pueda sustituirle con cierta garantía. Y lo peor no es eso,
no. Lo peor es que Vivas -aunque nunca ha dado muestras de
ser vanaglorioso, ni hasta el momento se le haya visto
escupir por un colmillo, ni mucho menos su aureola de buen
gobernante le permita levitar- exija que la mesa camilla del
Gobierno sea compuesta por personas de su entera y total
confianza. Que de lo contrario, o sea, que si no le conceden
ese privilegio, puede hasta no presentarse como candidato a
las próximas elecciones autonómicas.
Bien. Ya he leído en la entrevista que le hiciste al
presidente, publicada en ‘Ceuta Siglo XXI’, lo que dice éste
acerca de que no quiere seguir estando rodeado de ineptos e
ineficaces. Hombre, con todos mis respetos para Juan y
sabiendo que es el valor más preciado con que contamos en
nuestro partido, he de recordarle que los ineptos e
ineficaces, que ocupan cargos en su gobierno, han sido
elegidos con su consentimiento. Es más, considero a Vivas
tan sumamente inteligente como para cerrar ese debate; que
sólo conduciría a un enfrentamiento con la persona que lucha
denodadamente por mantener prietas las filas entre los
militantes populares. ¿O acaso, Manolo, tú no piensas lo
mismo que yo?
Lo que yo piense o deje de pensar, creo que importa muy
poco. Si bien es verdad que he repetido hasta la saciedad
que los enfrentamientos entre dirigentes de un mismo partido
son, más pronto que tarde, la causa del declive de ese
partido. La gente, en cuanto percibe que los primeros
espadas de un Gobierno principian a tirarse derrotes, no
duda en desconfiar de ellos. Ya que esa actitud es una
muestra palpable de debilidad.
Pues las envidias, además de dañinas y de ser las que
destrozan las buenas relaciones entre partes, permiten que
se vayan alistando en cada bando individuos dispuestos a
sacar tajada del absurdo y peligroso comportamiento entre
dos personas que han sabido, hasta el momento, manejar el
partido con mano de hierro y gobernar con éxito
indiscutible. Y es una pena que tan extraordinaria labor la
tiren por la borda. Por nada y menos.
Por consiguiente, están obligados a entenderse. Y, sobre
todo, deben evitar los chismorreos por sistema.
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