Fue hace tres días cuando se
despidió de Las Ventas de Madrid. Se ha ido de la Monumental
de Madrid, de la plaza más famosa del Mundo, uno de los tres
mejores lidiadores de toda la historia del toreo.
Luis Francisco Esplá ha sido el torero que más veces toreó
en Madrid, después de Antonio Bienvenida. En más de 80
ocasiones hizo el paseillo en Madrid y en su despedida, como
no podía ser de otra forma, terminó como los grandes. Él es
uno de los grandes, saliendo por la puerta grande.
He visto torear a Esplá docenas de veces, en la plaza, y más
de cincuenta veces si contamos las que lo vi en TV, y
siempre estuvo en plan maestro. No hay otro, hoy por hoy,
que domine las distintas suertes como las domina él, y si
bien es cierto que hay otros que aparecen más veces que él
en ciertos medios de comunicación es porque Luis Francisco
siempre se tomó el toreo en serio, y nunca fue partidario de
la publicidad, especialmente en revistas o programas del
cotilleo. Lo suyo era y es el campo, la plaza y la casa. A
veces, más de las que hubiera deseado, también tuvo que
pasar por la enfermería, pero eso entra en el oficio de
torero.
Jamás hizo ascos a ninguna ganadería, ni vetó a nadie. Él,
como gran torero, “saludó” a todos los toros que le cayeron
en suerte, fueran de la ganadería que fueran, y lo mismo
toreaba “jandillas”, que “vitorinos”, que los del “cura de
Valverde” o los “juampedros”. Él sabía que cualquiera, por
muy comercial que fuera la ganadería, podía “hacerle un
descosido” y más de uno se lo hizo, pero ahí ha estado y
estará todavía, porque se ha despedido de Madrid, pero aún
no ha dicho el “adiós” definitivo.
La última vez que lo vi, hace un par de años, fue en mi
pueblo en un festejo goyesco, creo que alternaba con
Cayetano, y mientras la prensa rosa se cebaba con el nieto
de Ordóñez, a Esplá no le molestaba nadie. Cada uno iba con
su estilo, aunque en la plaza el toro sale igual, o casi
igual, para todos.
Las pocas veces que hubo toros aquí en Ceuta, ahora hablar
de eso aquí parece una herejía, no estuvo él en los
carteles, al menos en el tiempo que yo llevo aquí, y creo
que los aficionados de Ceuta, no muchos, pero aficionados,
también merecían que uno de los grandes, porque este lo es,
tendría que haber actuado en esta ciudad. Además de que no
dudo que, si se lo hubieran propuesto, habría venido, por
cuanto no tendría reparo alguno para actuar en una plaza
portátil.
Ahora, en las próximas semanas, en las que hay bastantes
ferias, antes de San Fermín, es posible que lo podamos ver
en Alicante, su tierra, en León, en las fiestas de San Juan
o en Burgos, Segovia..., en las fiestas de San Pedro. En
todas ellas hay toros varios días.
Son las ferias más cercanas, en las que nadie se escandaliza
porque haya toros, ni ninguna pandilla de “pasguatos” fuerza
a los ayuntamientos para que allí no los haya. En todas esas
ferias, de ciudades igualmente españolas que Ceuta, ningún
concejal de festejos se asusta si algún grupejo de verdes,
“coloraos”, azules o amarillos, se pone en contra de que
haya toros.
En Ceuta, con las ferias a poco más de mes y medio, si algún
otro empresario se acercara para intentar dar un festejo,
volvería a armarse la marimorena y el “concejal” o la
“concejala” diría que no puede ser, porque hay que oír a
todo el pueblo. Es lo que hemos visto y veremos más veces.
Ellos se lo pierden.
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