LUNES. 1
Aparezco por uno de los sitios en los que acostumbro a
charlar un rato con quienes acuden a tomar el aperitivo.
Somos tres los que trabamos conversación. Se impone hablar
de Nadal y de la paupérrima condición física que
exhibió ante Robin Soderling: tenista sueco que se la
tenía jurada al de Manacor. Del disgusto que nos dio el
número uno pasamos a comentar lo ocurrido en el último
partido de Liga. Y me da por decir que los béticos deben
estar enfurecidos no sólo con sus jugadores y con Lopera,
sino también con el árbitro Fernando teixeira Vitienes
(Comité Cántabro). El cual expulsó a dos jugadores del
Madrid. Y, desde luego, con Iker Casillas: cuya
pésima actuación propició la victoria de los pamploneses. Y,
como tercer punto del día, analizamos la buena condición
física que tiene el presidente de la Ciudad. Y es que
Juan Vivas estaba el sábado en El Rocío. Y, ni corto ni
perezoso, llegó a Ceuta a mediodía para formar parte de los
invitados a una boda celebrada en el Hotel Tryp. Derroche de
vitalidad por parte de un presidente que hizo tan enorme
sacrificio para estar al lado de su gran amigo: Manuel
González Bolorino. Verdad es que el movimiento se
demuestra andando.
MARTES.2
Alejandro Sevilla Segovia está sentado en la terraza
de una cafetería y llama mi atención al pasar por su vera
sin darme cuenta de su presencia. Y allá que me invita a
sentarme un rato a su mesa, porque dice que le gusta hablar
conmigo. Y a mí, como ustedes comprenderán, su invitación me
sabe más que bien. Alejandro me pone al tanto de que ha
estado ingresado en el hospital. Que ha vivido varios días
sometido a vigilancia médica, debido a una anemia que venía
con muy malas intenciones. Y que gracias al médico que le ha
tratado, y cuyo nombre lamento no mencionar por haberlo
confiado a mi memoria, ha podido salir adelante. Con
Alejandro, y sin miedo a repetirme, llevo veintitantos años
hablando cada dos por tres. Desde que me lo presentaron un
día, muy cerca del Alfonso Murube. Y la verdad es que a los
dos nos gusta pegar la hebra. En esta ocasión, además,
Alejandro ha podido charlar unos minutos con María,
mujer de Francisco Javier Sánchez-Paris, que pasaba
por allí. Y ésta, con su amabilidad característica, le ha
recordado cómo le conoció y en qué condiciones. Luego, los
dos hemos firmado un pliego que nos ha presentado una señora
para que no se pierda la tradición de pasear en barco a la
Virgen del Carmen.
MIÉRCOLES. 3
Hay noches en las que uno se desvela. Noches en que se rompe
el sueño por cualquier recuerdo. Y, a partir de ese momento,
cuesta lo indecible volver a recuperarlo. Es lo que me
ocurrió la noche anterior. Mi preocupación se produjo porque
había leído, el martes por la tarde, la última columna que
le dediqué a Carlos García Bernardo. Que fue en
septiembre de 2008. Con el fin de hablar nuevamente de él.
De una persona a la que le tengo ley. Con la que he
mantenido siempre unas relaciones magníficas. Carlos es un
luchador nato. Un trabajador infatigable. Una magnífica
persona. Y alguien dispuesto en todo momento a prestarle
toda su atención a quien acudiera a él pidiendo ayuda. Llevo
varios meses sin poder hablar con Carlos. Y lamento no poder
regalarle el oído, por muy madridista que yo sea,
explicándole los motivos que hacen tan grande al Barcelona.
Tampoco me es posible contarle nada acerca de la Asociación
Deportiva Ceuta. El equipo de sus amores. A Carlos lo conocí
yo, por primera vez, en el Puerto Bahía -hotel de El Puerto
de Santa María-. Iba acompañado por Pedro Moreno. A
quien le he pedido que me informe de la situación de nuestro
amigo. Carlos, no te rindas. Te echamos de menos.
JUEVES. 4
Leo la carta que la consejera de Juventud, Deportes y Nuevas
Tecnologías, Kissy Chandiramani, envió a la
Federación de Fútbol de Ceuta, explicándole al presidente,
Antonio García-Gaona, que debido a la crisis
económica serán reducidas algunas subvenciones a equipos
modestos. La misiva contiene además un párrafo en el cual la
consejera halaga el trabajo de García-Gaona. Pero lo que no
veo por ningún sitio del escrito es la más mínima alusión a
que, de una vez por toda, el organismo futbolístico se
someta a una auditoría con el fin de que puedan publicarse
las cuentas de esa federación. Las que llevan décadas
sumidas en la oscuridad más absoluta. Lo cual induce a
pensar que, durante todo ese tiempo, en ese organismo se han
venido haciendo las cuentas del Gran Capitán. Por haber
carecido la federación, desde hace una eternidad, de un buen
gestor. Y semejante dejadez y abandono, por tanto, impiden
ahora que los libros contables reciban el haz de luz que
están pidiendo a gritos. Así que cuando me disponía a ser
amable con la consejera de Juventud, Deportes y Nuevas
Tecnologías, resulta que me lo impide la lectura de una
carta que considero absurda. Lo siento, querida Kissy
Chandiramani, pero creo que es sumamente necesario seguir
insistiendo en este asunto a cada paso.
VIERNES. 5
Pepe Ávila me tiene dicho que no lo mencione en estas
páginas. Que luego tiene problemas. Y, cuando le pido que me
ponga al tanto de esos problemas, va y me los cuenta por
encima. Y le respondo que no me convencen. De modo que hoy
diré, aunque se me vuelva a enfadar el director del Hotel
Tryp, que hemos estado hablando durante un buen rato. Y que
nos ha dado tiempo de intercambiar impresiones con Javier
Prat. Siempre tan comedido y amigo de sus amigos. Y que
también hemos disfrutado de la presencia de Ramón Soto:
escritor sevillano, que hace nada presentó el libro ‘Sevilla
en mi corazón’. En el cual recoge y compendia una selección
de su extensa y heterogénea obra literaria. Como así aparece
en el prólogo escrito por Enrique Barrero González:
Presidente del Ateneo de Sevilla. Don Ramón rezuma
campechanía. Y da gusto conversar con él. Es la primera vez
que tengo la posibilidad de hacerlo. Y la aprovecho para
comunicarle que estoy leyendo ‘Sevilla en mi corazón’. Libro
que me fue regalado por Miguel Ángel Vallejo. Y al
escritor se le ilumina el rostro. Y es que todos escribimos
para ser leídos. Aunque Azorín, en su día, harto de
aguantar las impertinencias de Gonzalo Fernández de la
Mora, escritor de derechas y ministro de la Dictadura,
le dijera a éste que él escribía para comer.
SÁBADO. 6
Me había prometido hoy quedarme en casa. No salir a dar
barzones. Pero, antes de las doce de la mañana, decidí lo
contrario. Y allá que me encajé en, menos que canta un
gallo, en la Avenida del alcalde Sánchez-Prado. Y me topé
con Mohamed Chaib. Y lo primero que hice fue
abroncarlo. Tocarle los clarines del miedo, a ver si consigo
que deje de fumar. Pues bien sabe él que el fumeque sólo le
ocasionará disgustos. Aunque mucho me temo que mi amigo, en
cuanto sea capaz de pasarse una semana sin darle al pitillo,
seguro que se fumará dos o tres seguidos para celebrar la
fuerza de voluntad que ha tenido. Lo cual, sin embargo, no
hará mella en mí. Así que seguiré tratando por todos los
medios que mi amigo deje el tabaco. Me despido de Chaib y me
encuentro con alguien perteneciente a la Unión General de
Trabajadores. Y, aunque lleva prisa, se detiene un momento
para decirme que Juan Luis Aróstegui puso el mingo en
una reunión. En la que estaban, entre otras muchas personas,
el delegado del Gobierno, José Fernández Chacón, y el
consejero de Fomento, Juan Manuel Doncel. Ambos,
según me anticipó el sindicalista, tuvieron que reprocharle
al muchacho de CCOO su mal comportamiento. Ya que repartió
insultos a destajo. Y es que el muchacho no escarmienta.
Está de los nervios. Y, como terapia, hay un único
remedio... Pero no acaba de enterarse.
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