Fue el pasado abril, cuando le
dije a Pedro Gordillo que quería hacerle una entrevista para
‘Ceuta Siglo XXI’. Y debo decir que aceptó inmediatamente y
sin ningún tipo de condiciones. Máxime cuando había creído
conveniente ponerle al tanto de que iba a preguntarle por su
pasado como sacerdote.
Y cuando me senté a la mesa de su despacho, frente a él,
comencé el interrogatorio queriendo saber sobre su llegada a
Ceuta y sus primeros pasos como cura. Y a la tercera o
cuarta pregunta, fui directo al grano:
-¿Por qué dejó usted el sacerdocio?
Y Pedro Gordillo respondió con celeridad y sencillez. Con
esa naturalidad de quien está seguro de haberse comportado
como le dictaba su conciencia. “Le diré a usted lo mismo que
le dije al obispo en su momento. Que yo no carecía de fe.
Sino que había descubierto el amor por una mujer y me era
imposible guardar la castidad”.
Así que insistí: O sea, que de no existir el celibato usted
seguiría siendo cura, ¿no?
-Sí, se lo digo tal y como lo siento, respondió.
Aquellas preguntas no se las hubiera hecho yo nunca a
Gordillo, de no haber sido porque a éste tratan de zaherirle
a cada paso, los que discrepan de su forma de actuar como
gobernante, recordándole que media un abismo entre aquel
Gordillo cura y el actual político, con el único fin de
mortificarle.
Lo cual no deja de ser una majadería. Una manera de echarle
en cara una decisión que nuestro hombre tomó en su día,
porque estaba en su perfecto derecho de tomarla. Lo malo
hubiera sido que Gordillo se hubiese hecho el lipendi,
viviendo el sacerdocio amancebado y convertido en un
hipócrita de muchos vuelos.
Lo traigo a colación, porque Gordillo para evitar
discusiones mayores con la candidata socialista al
Parlamento Europeo, Izaskun Bernal -eso sí, muy
templado-, ha tenido que hacer las declaraciones necesarias
para disipar versiones o interpretaciones erróneas de ésta
con respecto a él. Tachándole de haber abandonado el
sacerdocio y de haberse casado dos veces. Como si de un
crimen se tratara.
Lo que no entiendo es cómo Izaskun, mujer tan preparada, tan
joven y tan actual, puede haber cometido ese error. Bien
está que los profesionales del Carnaval lo hayan asumido
como argumento para sus guasas. Y que también ese pasaje de
cura sirva como desahogo de las personas que andan detrás de
Gordillo para que éste coloque, sin conseguirlo, al sobrino,
al primo, al hijo, al cuñado o a la mujer. Mas, insisto, la
candidata socialista al Parlamento Europeo, tan repleta de
cosas buenas, no se puede permitir tamaña metedura de pata.
En fin, que Gordillo ha hecho bien en amonestar a Izaskun
Bernal, públicamente, con buenos modos. Porque de haber
sacado a relucir su excesivo temperamento, el que a veces lo
condiciona, además de apaleado habría tenido que aguantar un
chaparrón de críticas acerbas.
Y termino preguntando: ¿es también pecado mortal que un
ciudadano se apunte a una excursión por el desierto y decida
pasear sobre el dorso de un camello? Lo digo, Pedro, porque,
a lo de ex cura, se suma ahora el que te tilden de beduino.
|