Izaskun Bernal, la candidata ceutí del PSOE a las elecciones
europeas, la hija de Carmen Cerdeira, la nieta de Clemente,
el último eslabón de una de las familias que vertebran el
socialismo ceutí desde hace casi siglos, dedicó ayer la
última parada de la larga campaña que la ha devuelto a su
ciudad natal durante los últimos quince días a disfrutar,
precisamente, de los suyos.
Después de la fiesta de la noche del viernes, que tampoco
prolongó demasiado, y de la orgullosa resaca que le dejó la
visita de Carmen Romero, que en sus años anónimos fue
profesora de su madre y su tía en Sevilla, la joven
politóloga ceutí no apuró el despertador.
Por primera vez en quince días sin una decena de periodistas
pisándole los talones y otros tantos reclamándole mil y una
declaraciones, Bernal y su novio salieron de casa para
visitar a los abuelos de ella, Clemente y Carmen, con
quienes disfrutaron de una hora larga de charla y risas
animadas por la facilidad familiar para los idiomas.
Cuando la lluvia que amenazó con boicotear el paseo
proyectado a su paso por la Plaza de los Reyes cesó ambos
recuperaron sus planes camino de la frontera y por “la
carretera nueva”, como sigue llamándola Bernal pese a los
años que lleva ya instalada fuera de la ciudad, primero en
Madrid y, desde hace seis años, en Bruselas, adonde volverá
dentro de unos días, una vez que supere la cita con las
urnas de hoy, un asunto que obviamente le preocupa pero que
tampoco le quita el sueño dadas las nulas posibilidades que
tiene su partido de dar la campanada y llegar hasta los 34
representantes en la Eurocámara, para lo que tendría que
obtener el 63% de todos los sufragios que se emitan.
Además de para atender a sus familiares y a sus amigos de
antaño las últimas tres semanas en Ceuta han servido a
Bernal, en el plano estrictamente político, para conocer
cómo se guisan las habichuelas de la política local.
Los debates con su homóloga Popular, Adela Nieto, no han
dejado heridas personales entre ambas pero sí algunos de los
“peores momentos” que la candidata ha vivido en este tiempo.
El primero, cuando supo del contenido del comunicado que el
PP emitió para justificar su no asistencia al de la SER, que
le sigue pareciendo “una ristra de mentiras”.
El segundo, las alusiones que se hicieron en el televisivo
(“descontextualizadas” y que no fueron las únicas críticas
personales recibidas esta campaña) a algunas de sus
declaraciones (“sinceras”) en la prensa sobre sus planes de
futuro y su cariño por la tierra que la vio nacer.
El tercero, la llamativa (por la costumbre adquirida) no
redifusión de su último encuentro con la consejera. Pero
Bernal se queda con lo bueno. Con las grandes presentaciones
en Madrid junto al resto de integrantes de la lista; con las
visitas de Zerolo, Yáñez o Romero; con el “descubrimiento”
de su lado mitinero; con el cariño de la gente “de mi
ciudad” en la calle y, “lo mejor de todo”, con “la
satisfacción del trabajo bien hecho”.
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