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cultura - JUEVES, 4 DE JUNIO DE 2009


josé cabrera. cedida.

entrevista
 

«Con mis versos posibilito un grito
en la oscuridad a los seres invisibles
a los que se les niega la voz»

El jienense José Cabrera se muestra feliz de inaugurar el palmarés del Premio Nacional de Poesía de Ceuta, “una recompensa a 5 años de trabajo e investigación”
 

CEUTA
Rober Gómez

ceuta
@elpueblodeceuta.com

Con 32 años, este poeta jienense inaugura el palmarés del primer premio de poesía nacional de ceuta Luis López de Anglada. Licenciado en folología hispánica y en teoría de la literatura, su poemario ‘Ghoetica,’ al que dedicó cinco años de trabajo, ha sido reconocido por el jurado tras leer unos versos que ceden la voz a las gentes que conoció durante un viaje a Israel y Palestina. Rechaza la estrechez de miras y la negación del otro por ser diferente y adora la felicidad del hombre libre. Late sus poemas con la intención de ofrecer al mundo las palabras de los que no dejan hablar o no quieren escuchar.

Pregunta.- ¿Por qué la poesía?

Respuesta.- La poesía rellena el espacio de la incertidumbre, me sirve para volcar mis sentimientos, comunicarlos, compartirlos con aquellos que lo deseen. Sin obviar, su papel como forma de conocimiento más allá del cientificismo atroz donde todo es número, un nuevo modelo de investigación comprensivo-afectiva del mundo, del yo y del otro.

P.- ¿Qué sintió cuando le comunicaron el premio?

R.- Sentí la satisfacción del reconocimiento, la poesía compartida y materializada en comunicación se solidifica en un peldaño más enriquecedor. Me llamó Maria José Almina y fue una recompensa grata a cinco años de trabajo, poesía e investigación.

P.- -Con su primer libro, ‘Sombra deshabitada’, manifestaba que entendía la poesía como un compromiso... ¿tendría que haber pertenecido a la generación del 50?

R.- Sigo pensando que la poesía debe ser ante todo compromiso. He tenido la suerte -y la desgracia, por tanto, para ese uno que nació en el tercer mundo- de nacer en el primer mundo, de poder obtener un trabajo digno –soy profesor de enseñanza secundaria y tengo entre mis manos el poder de cambiar mínimamente el mundo si logro abrir los ojos a mis alumnos hacia su verdad única y verdadera, respetuosa y múltiple-, podría hablar, cantar, poetizar, por tanto, sobre mis propios sentimientos. Pero hay personas a las que se les niega la voz, seres invisibles a los que intento posibilitar un grito en la oscuridad. Puede resultar presuntuoso, vacuo, superficial, pero creo que merece la pena ser consciente de que otros sufren, padecen, se olvidan y no tienen voz. En cuanto a pertenecer a la Generación del 50, prefiero vivir en el tiempo que me ha tocado vivir. Un tiempo en que la libertad se ha convertido en un término peligroso, debido a que el hombre carece, cada vez, más de ella, si bien, por el contrario, nos sentimos cada vez más y más libres. Los sistemas de alienación se han vuelto, ya lo vaticinaba Marcuse, más sofisticados en este capitalismo tardío o alien que todos llevamos tan dentro. Es necesario el grito, lo señalo en la cita final del libro de José Miguel Ullán con un toque de esperanza: “Y el hombre es todavía la única posibilidad posible. Tan sólo en esta lucha cabe el canto. Reivindicando el don del sacrilegio, la ilusión del estallido, la alarma redentora…”

P.- -¿Sigue siendo el poeta un romántico ilustrado rico en vivencias y pobre en dineros? ¿Cómo cree que ha evolucionado la figura del poeta?

R.- Decía Persio, hace casi dos milenios, que abundaban los poetas en su tiempo. Si por esplendido pensamos en poderosos, Asurbanipal poseía en su corte cientos de poetas, Virgilio escribió la Eneida por encargo del César…, el poder siempre ha elevado la poesía si ha servido como vehículo de propaganda. De este modo, y desde mi visión reivindicativa de sentimientos francos como disparos certeros, el mejor momento de los poetas ha sido cuando éstos se han desvinculado del poder y han intentado superar la ideología adquirida: no sé cuándo ha existido esta época ¿alguien podría hallarla? Esta es la misión de mi poeta ahora, esta es mi verdad, válida para mi latido sobreviviente, otros tendrán su diferente acento y su verdad distinta.

P.- ¿Qué tiene más fuerza que la palabra hoy en día?

R.- Hubo un socrático, si no recuerdo mal, que afirmaba “Quien tiene la palabra, tiene la espada”. Dentro de la posmodernidad, creo que la imagen tiene más poder que la palabra a grandes rasgos. Por otro lado, ya nos lo enseñó Cervantes, las armas siempre aventajan a las letras…, el problema es que éstas suelen utilizarse para fines mezquinos, maniqueos, simplistas y demoledores.

P.- ¿Cuál es su fuente de inspiración?

R.- Mis musas se encuentran en cualquier esquina de una larga avenida, en la espalda mojada sin nave en que zarpar, entre náufragos, ciegos y nómadas, en el amor y la amistad, y siempre me piden esfuerzo, concentración y trabajo gustoso y extenso.

P.- Nunca ha estado en Ceuta pero dígame la imagen que le llega de aquí.

R.- La imagen que me llega me sitúa en un lugar lejano y contiguo al mismo tiempo. Un espacio interesante que puede servir como puente entre continentes o como muralla, siempre teniendo en cuenta la simplicidad con la que miro un lugar en el que no he vivido.

P.- Sencillo: un verso que le hubiera gustado escribir y su autor.

R.- Me es imposible elegir, esta semana me quedaría, simplemente por ser el más cercano en su relectura, con Rilke “Quién si gritara yo entre los coros de los ángeles me oiría”.
 

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