La Consejería de Fomento ha dado el visto bueno a la
aprobación definitiva de la urbanización de la barriada El
Pinar, al considerar los técnicos medioambientales que no
hay efectos negativos “sobre elementos naturales, especies o
hábitats”. Además, las obras, que incluirán la implantación
de redes de abastecimiento, pluviales, telefonía y
alumbrado, entre otras, no se harán sobre un espacio natural
no urbanizado, sino sobre una calzada en “mal estado de
conservación”. Después de los informes positivos
medioambientales y de la aprobación de la Confederación
Hidrográfica del Guadalquívir se satisfarán las necesidades
vecinales.
La barriada El Pinar está situada en la ladera izquierda del
pantano del Infierno. Se trata de un núcleo de casas, al
menos 36 viviendas, a las que se accede una vez sobrepasado
el centro de la Cruz Blanca Nazaret. El vial que sirve de
eje para El Pinar se encuentra en muy mal estado de
conservación, sobre todo el último tramo, en el que las
viviendas ya han dejado de ser adosados o unifamiliares para
diseminarse como chalets aislados unos de otroz, pero dentro
del mismo entorno. Es ahí cuando la calzada desaparece para
convertirse en una pista, que tras más de 500 metros de
recorrido desemboca en la ladera del azud del Infierno.
La Ciudad, ante la petición realizada por los vecinos en
diciembre de 2007 estudió el terreno. De esta manera,
encargó un informe al técnico medioambiental, resolviendo
que la urbanización de la zona no afectaría a las especies,
ni al hábitat, ni a los elementos naturales, ya que la obra
consistiría en ensanchar levemente la carretera actual, en
pavimentarla y en soterrar todas las redes necesarias para
el desarrollo de una vida normal de los vecinos. Es más,
dentro del informe remitido por Obimasa, se declara que
examinados los planos y el proyecto “se entiende que la
ejecución de la obra no afectaría a elementos naturales de
interés, desde el punto de vista de su conservación. En todo
caso, las actuaciones se harían aguas abajo -es decir, fuera
del azud-, por lo que no se observa afectación a hábitats en
adecuado estado de conservación o de interés
ornitofaunístico”. Por todo ello, Obimasa declaró que el
proyecto se considera “exento de ser sometido a la
evaluación de impacto ambiental”. Los técnicos de Fomento,
por su parte, declararon que la reparación del vial se
antoja fundamental “para satisfacer las necesidades de la
mayoría”.
Dentro del informe del proyecto, también se detalla que el
objetivo “es paliar una serie de déficits básicos del núcleo
de edificaciones presentes. Son obras de urbanización sin
aumento de volumen”.
Los vecinos quieren respetar el medio ambiente, pero
entienden que el vial no afectaría las prácticas
ornitológicas que se llevan a cabo en el azud. Éstos
consideran “imprescindible” la urbanización de la zona, para
contar, al menos, con alumbrado: “Por la noche, nos da la
sensación de estar en la boca del lobo”.
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