ETanto Juan Vivas como José Luis Gómez Barceló manifestaron
en ‘Hora 25’ de la Cadena Ser el aislamiento que sufre Ceuta
con respecto a la Península. Me quedé paralizado con la
frase del cronista oficial de la Ciudad: “Los ceutíes
tenemos una hora de apertura y cierre de la ciudad”. Y
recordé una de mis primeras vivencias en Ceuta, tomando un
campero en el mirador de San Antonio. Era de noche y no
había barcos. Menuda claustrofobia. Luego, pasa el tiempo y
te acostumbras al régimen impuesto por la geografía. De vez
en cuando vas a la Península y te das cuenta de que el resto
de españoles no se ha preocupado en su vida por localizar
Ceuta. Pero bueno, tampoco me preocupa esto demasiado,
porque la mayoría sería capaz de situar en el mapa a la
Rioja donde se encuentra Extremadura. Lo he visto en
directo. Y, por supuesto, confundir Ceuta por Melilla está a
la orden del día, “como si cruzáramos una calle y
estuviéramos allí”, ironizó Gómez Barceló. Además, la
periodista Angels Barceló (no son parientes, aclararon)
reconoció que Ceuta y Melilla siempre van juntas, como una
coletilla graciosa. “¿Qué diferencias hay entre una y
otra?”.
Tanto Vivas como Gómez Barceló dijeron que una de las
principales trabas para amplificar el nombre de Ceuta radica
en el precio del ferry. Sin embargo, lo que no me explico es
cómo los representantes de la ciudadanía no ha conseguido un
abaratamiento de los precios del ferry en más del 60 por
ciento (y me quedo corto). ¿Por qué razón, nuestra carretera
es la más cara de las que conozco? ¿Por qué motivo, el
autobús de Cádiz a Chiclana me vale 2 euros y el mismo
trayecto, pero de Ceuta a Algeciras, me cuesta ocho veces
más? Y la excusa del gasóil no me vale. De este modo, la
gente continuará yendo de excursión a Gibraltar y creyendo
que somos el culo de Europa. Los encantos de la ciudad, como
las palabras del presidente Vivas, se las llevará el viento.
Mientras sigamos discriminados, ni me creo europeo ni me
creo ‘na’. Seré ceutí. Sin más.
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