La especulación urbanística en las costas españolas han
provocado que la fundación internacional que promueve la
concesión de banderas azules fuera más rigurosa en sus
evaluaciones. Ceuta mantiene la sostenibilidad del litoral y
del turismo en dos de sus playas y la apuesta de la Ciudad
pasa por incrementar el galardón más prestigioso que evalúa
la calidad de sus playas a otras más. Un reto complicado, en
palabras de la consejera del área, Yolanda Bel, pero para el
que comenzará a trabajar el próximo año.
Este año se han endurecido los criterios, causa por la que
la Ciudad decidió optar a las dos banderas que acreditan la
calidad ambiental de las playas presentadas y galardonadas
en los últimos tres años de manera consecutiva: la Ribera y
Chorrillo. Una buena noticia para la consejera de Medio
Ambiente, Yolanda Bel, que recordó que este año aumentó el
número de banderas en varias comunidades como la andaluza
pero hace dos disminuyó notablemente a causa del urbanismo
costero. La consejera ha anunciado que en los próximos años
se intentarán incluir nuevas playas entre las distinguidas
con el reconocimiento internacional más prestigioso que
avala su nivel óptimo. “Sabemos que es complicado porque se
necesitan varios años para comenzar a analizar sus
condiciones y que cumplan todos los requisitos imperativos,
pero nos planteamos la posibilidad de iniciar los trámites”,
explicó la consejera. Entre las nuevas opciones destacarían
la playa de la Almadraba, la del Tarajal o Playa Benítez.
Para que estas playas reciban el distintivo deben ser
designadas oficialmente como zonas de baño con al menos un
punto de muestra para el análisis de sus aguas. Además deben
contar con las instalaciones estándares exigidas para
cumplir con los criterios del galardón y ser accesibles a la
inspección de la entidad que se ocupa de conceder las
banderas azules. Esa comisión estudia una por una las
propuestas y en el caso de Ceuta este año pidieron que se
ampliara la información remitida por la Consejería sobre
mapas de localización y documentación fotográfica.
Criterios imperativos
Durante la evaluación, la Fundación para la Educación
Ambiental mira uno por uno el cumplimiento de los requisitos
imperativos para optar al galardón: debe estar expuesta al
público información sobre los ecosistemas litorales,
espacios naturales sensibles y especies protegidas de esa
zona costera, así como información actualizada de la calidad
de las aguas y de la campaña de la bandera azul. Además los
usuarios podrán observar las normas de conducta que deben
cumplir, las playas deben contar con actividades de
información y educación ambiental y la calidad de las aguas
debe cumplir unos parámetros excelentes. Es obligado además
que en las playas no haya vertidos industriales o residuales
que afecten a su entorno, que la ciudad cuente con un plan
de ordenación y desarrollo de su litoral, que el servicio de
limpieza sea adecuado, que existan sanitarios adecuados, que
no se utilice el arenal como camping o aparcamiento, que
cuente con un buen servicio de salvamento, que existan
rampas de acceso para minusválidos salvo que la orografía no
lo permita y baños adaptados.
Unos requisitos que la Ribera cumplió por vez primera en
2003 y a los que el Chorrillo se unió hace tres años.
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Una concesión rigurosa en la que no existe “ni trampa ni
cartón”
Ni rastro de las comisiones que
visitan una por una las playas para evaluar su estado y
recibir la bandera azul. La semana pasada el jurado
internacional informó de las playas reconocidas por su
calidad ambiental a través de los medios. Antes, la Ciudad
cumplió uno por uno los pasos establecidos en el calendario
para enviar la documentación y optar a la candidatura.
Tampoco la Ciudad pagó un céntimo de euro por conseguir el
distintivo. Creado hace casi un cuarto de siglo por la
Fundación para la Educación Ambiental, el Programa Bandera
Azul continúa expandiéndose a nivel internacional año tras
año como la iniciativa más veterana y reconocida en favor de
la sostenibilidad del turismo y del litoral. ¿Su objetivo?
Desarrollar, definir y estimular un tipo de calidad global
sostenible en las playas mundiales. Este año 493 playas
españolas han recibido el galardón. Dos de ellas, en Ceuta.
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