Hay cosas en la vida, que me
cuesta un enrome trabajo comprender y, mucho más poder
entenderla. Se me hace un mundo poder imaginar que existan
personas de esa forma de ser, incapaces de tener in mínimo
de conciencia que, en un momento determinado de su vida, les
haga portarse como ser humano.
Indiscutiblemente carecen de conciencia y de cualquier
atisbo de sentimiento, que nos haga presuponer que estamos
delante de un ser racional. Ni los animales, con ser
irracionales, carecen de esos mínimos sentimientos. Y cuando
matan, por ley de vida y de supervivencia, no lo hacen por
el simple hecho de matar, sino para saciar el hambre.
Resulta que el asesino confeso de Marta dice ignorar si el
cuerpo está “en Alcalá o en Londres”. Sigue insistiendo, en
todas sus declaraciones, que arrojó el cuerpo de la chica un
contenedor cercano a donde vivía la victima.
Tras una dura e intensa búsqueda por el lugar donde va a
parar la basura que contienen esos contenedores, no se ha
conseguido hallar ni el menor rastro de Marta.
No se le mueve la conciencia a este asesino y dice, de una
vez por todas, dónde arrojó el cadáver de la chica, para que
sus padres puedan enterrarla y descansar, al menos un poco,
de la pena que les embarga. Sólo un poco, porque esa pena la
llevaran clavadas en el corazón mientras vivan.
No, no se le moverá la conciencia a ese asesino porque, en
realidad, carece de ella. Y como si no hubiese pasado nada,
a este despojo humano, sólo le da por decir “Puede estar en
Alcalá o en Londres”.
Cómo se puede tener tanta frialdad y ser, al mismo tiempo
tan cobarde. Porque ha demostrado ser un cobarde, incapaz de
hacerle frente a hombre de verdad, haciendo el simulacro de
querer ahorcarse en su celda, con el cinturón del chándal,
en cuanto el director de la cárcel le dijo “que como no
encontraban a la chica lo más seguro es que me iban a sacar
al patio, y ante que me muevan a un módulo que me van a
matar ahí, me quito yo la vida.
Un cobarde que fue capaz de quitarle la vida una indefensa e
inocente criatura y que se asusta en cuanto le dicen que le
van a enviar junto a hombres de verdad.
Desde que pasó lo de Marí Luz, sus padres movieron cielo y
tierra, para conseguir lo que ellos creen que debe ser la
justicia, marchando de pueblo en pueblo, solicitando firmas
para conseguir que esa clase de asesinos fuesen condenados a
cadena perpetua.
No se cuántas firmas habrán conseguido, pero si puedo
asegurar que, en su visita a Ceuta, nadie sen negó a firmar
ese pliego en el que se solicitaba la cadena perpetua.
Si se nos dice que el pueblo es soberano, por qué no se hace
un referéndum, y que el pueblo ese que llaman soberano, sigo
creyendo que es de “garrafón”, sea el que decida si se
implanta o no la cadena perpetua para cierta clase de
asesinos.
Dice la celebre frase de “Vox Populi, Vox Dei”. Bueno eso
dice, a igual que se dice que el pueblo es soberano. Por
decir que no quede. Se dicen tantas cosas. ¿O no?
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