La Hermandad de Nuestra Señora del Rocío de Ceuta se
reencontró ayer con la Blanca Paloma después de un año de
intensos preparativos para volver a vivir las emociones que
sólo en El Rocío se pueden vivir. Por espacio de veinticinco
minutos, aproximadamente, la imagen de la Reina de las
Marismas estuvo frente al Simpecado ceutí.
La Hermandad de Nuestra Señora del Rocío de Ceuta, con el
corazón dividido entre la alegría de haber podido
reencontrarse con la Blanca Paloma y la tristeza de un
“hasta el año que viene”, llegará esta noche a nuestra
ciudad, alrededor de las 21.00 horas, después de la
peregrinación realizada este año.
Este Rocío ha estado marcado por grandes momentos de
emotividad y solemnidad desde que se iniciara el camino
hasta la aldea almonteña.
Desde que la hermandad ceutí iniciara su peregrinar, los
rocieros caballas han vivido grandes momentos durante este
nuevo encuentro con la Reina de las Marismas. En este
sentido el párroco de San Juan de Dios, el padre Francisco
Jesús Fernández Alcedo, el cual ha acompañado a la Hermandad
por primera vez al Rocío, destacó la amplia participación
ceutí en comparación con hermandades de mayor peso dentro
del Rocío.
La fe y la devoción que anualmente lleva a miles de personas
hasta El Rocío para participar en la romería, así como la
diversión entendida como convivencia y fraternidad, cobraron
el domingo de Pentecostés una fuerza esencial, al ser el día
grande de la romería y antesala de la esperada procesión.
Tras la celebración de la misa Pontifical, los romeros
ceutíes que se han dado cita en la aldea se dispusieron a
disfrutar de un día en el que se conjugaron la emoción de la
cercanía de la procesión con la nostalgia de un final cada
vez más cerca.
A lo largo del pasado domingo, en la casa ceutí, realizaron
los preparativos para el camino de vuelta, ya que son
numerosas las personas que a lo largo del día de hoy
abandonarán El Rocío, si bien no cesaba la diversión y el
deseo de que llegara la noche.
Antes de la salida de la Virgen del Rocío, la Plaza de
Doñana de la aldea de El Rocío acogió a las doce en punto de
la noche el inicio del Santo Rosario de la romería almonteña
en el que participaron las 106 filiales rocieras y que fue
presidido por el Simpecado de la Hermandad Matriz de Almonte.
La celebración de este acto religioso, el Rosario, volvió a
dotar a la aldea almonteña de una especial luminosidad y
color, desde aproximadamente las 22.30 horas, momento en el
que las hermandades, con sus simpecados e insignias,
comenzaron a desplazarse desde sus casas de hermandad hasta
la Plaza de Doñana entre bengalas de colores.
Una vez reunidas todas las corporaciones comenzó el rezo del
Rosario que, desde hace años, y recuperando una vieja
tradición, se hace en procesión por las calles de la aldea.
Uno de los momentos más emotivos fue cuando los simpecados
de todas las hermandades filiales fueron pasando ante la
puerta de la ermita desde donde volvieron a sus casas
oficiales para prepararse para la visita de la Virgen del
Rocío, ya durante la procesión.
Tal y como destacó a nuestro rotativo Antonio Vallejo, uno
de los integrantes de la junta de gobierno de la hermandad,
los almonteños saltaron la reja a las 2.50 horas
aproximadamente, después de más de dos horas de espera en el
interior de la ermita esperando la llegada del Simpecado de
la hermandad matriz de Almonte del rezo del Rosario, dando
con ello comienzo la procesión de la Virgen del Rocío,
vestida para la ocasión con sus ropas de ‘Reina’.
En este sentido y tal y como comentaba Antonio Vallejo, el
Simpecado caballa así como todos los rocieros ceutíes fueron
visitados por la Blanca Paloma alrededor de las 5.15 horas,
permaneciendo con ellos alrededor de veinticinco minutos, en
los que estuvieron cantándole la Salve, rezándole y
gritándole “¡Viva, la Blanca Paloma!” hasta hacer
enronquecer las gargantas.
Vallejo destacó que este año ha sido la vez que más tiempo y
más cerca ha estado la Blanca Paloma de los ceutíes, donde
el padre Francisco Jesús, a hombros de los rocieros Manuel
Casas y Pedro Moreno, fue el encargado de iniciar el rezo de
la Salve a la Virgen del Rocío, quedando totalmente
emocionado del momento vivido.
Por último Vallejo destacaba que la dureza de este año del
camino con un sol de justicia, y la arena sin asentar, se ha
visto recompensada con esta larga visita de la Madre de las
Marismas a los rocieros ceutíes, los cuales vivieron
emocionados este importante reencuentro con la Blanca
Paloma.
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