La peligrosidad del tabaco para la
salud y la labor de la Organización Mundial de la Salud para
frenar su consumo son los dos ejes centrales del evento
anual, que tiene lugar cada 31 de mayo y que estos días ha
sido recordado tanto por la delegación ceutí de la
Asociación Española Contra el Cáncer como la Asamblea
Provincial de la Cruz Roja en la ciudad. El tabaquismo,
segunda causa mundial de mortalidad, es responsable hoy en
día de la muerte de uno de cada diez adultos en el mundo.
Con este claro y rotundo mensaje las asociaciones intentan
fomentar el abandono de esta práctica tan dañina para la
salud.
La OMS creó el Día Mundial Sin Tabaco en 1987 para llamar la
atención del mundo sobre la epidemia de tabaquismo y sus
letales consecuencias. El tabaco es la principal epidemia
prevenible a la que hace frente el mundo sanitario.
El tabaco es el único producto de consumo legal que mata
entre un tercio y la mitad de sus consumidores, cuando es
usado como lo indican sus fabricantes. Estas muertes
prematuras acortan la vida, en promedio, en unos 15 años.
Parece increible, pero a pesar de existir numerosas campañas
anti tabaco, impuestos más altos para los productos del
tabaco, prohibiciones totales a la publicidad del tabaco y
al patrocinio y mandatos para escuelas y sitios públicos
libres de humo, la cantidad de gente que fuma sigue en
aumento. En estos días, el Ministerio de Sanidad y muchas
Consejerías autonómicas dedican todo su esfuerzo a que no se
extienda la gripe A o gripe porcina, más no se les ve con la
misma intensidad a lo que sí que puede considerarse como una
pandemia: el tabaco. Es evidente que conjugar lo saludable y
beneficioso para el ser humano con la millonaria recaudación
(impuestos mediante) que le repercute al Estado el consumo
de tabaco es harto complicado.
Paradojas aparte, como de la salud es de lo que se trata,
fume menos, o mejor deje de fumar y, por supuesto, rechace
que fumen a su lado, y menos en un lugar público.
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