Es el paso más fuerte que ha dado
un equipo español, desde que en nuestro país se juega al
fútbol, y ha sido el Barça el que por primera vez ha logrado
los tres trofeos en los que ha participado.
El equipo blau grana, cuando comenzó el campeonato liguero,
ni soñaba que podría hacer una temporada como la que ha
hecho, y es que los dos últimos años, con un técnico con el
que había logrado, anteriormente, unos buenos resultados y
trofeos, se había empezado a amanerar y ni rendía, ni jugaba
como este año.
El conjunto catalán apostó por un entrenador joven y de la
casa, era una apuesta arriesgada en la que había mucho por
ganar y poco que perder, porque si las cosas iban mal, lo
único que cabía era el cambio.
Y el cambio se ha dado, pero para llegar a lo más alto que
podían llegar, estableciendo un record que tardará mucho
tiempo en superarlo ningún otro equipo.
Calidad, deportividad y juego de otras alturas es lo que ha
exhibido ya el Barcelona. La marca la ha dejado ahí, para
que vengan otros a superarla, en el futuro, si son capaces.
Como madridista que soy, no hubiera querido que el record
ese hubiera caído de este lado, pero no hay más que
felicitar al Barcelona, porque a lo largo de toda la
temporada estuvo a años luz de todos los demás. Eso no hay
quien lo dude.
Y lo único desagradable de este triplete, como cada vez que
un equipo gana algo importante, ha estado en los gamberros
que se autodenominan seguidores ultras y que son una tara
para los equipos y, por supuesto, para la sociedad.
Y, en este caso, ha sido por tercera vez consecutiva en muy
pocos días, pero el miércoles por la noche se superó todo lo
insuperable, con destrozos, enfrentamientos y muchos
detenidos, además de varios heridos.
¿A dónde vamos a llegar? Es algo que lleva ya varios años
dándose y que de alguna forma habrá que erradicar, aunque ya
es lamentable que los buenos seguidores no puedan reunirse
en un lugar determinado, santo y seña de la celebración de
los éxitos, por no tener que soportar a los vándalos que,
aprovechándose de esa disculpa, sacan a la calle el terror
que llevan dentro.
Y esto, que quede claro, ni ha ocurrido sólo en Barcelona,
ni ha sido allí donde ha ocurrido por primera vez. Eso ha
sucedido en Madrid, eso ha sucedido en Valencia o en
Sevilla, aunque no a la altura de lo del miércoles, y eso
puede suceder en cualquier lugar con tan sólo lograr el
trofeo de la feria del pueblo o el ascenso a regional
preferente.
Es el punto de partida o la disculpa de ciertos grupos
radicales, que ni van al deporte, ni les gusta el deporte, y
que lo único que quieren es alborotar, ocasionando más
problemas en esos festejos, especialmente a la Policía que
en vez de poderlo disfrutar, también ellos, si eran
seguidores del Barcelona, en este caso, se tuvieron que
emplear con fuerza, frente a los gamberros desalmados que
simulaban celebrar un triunfo deportivo, entre la barbarie,
el alcohol y todo lo que les acompañara, nada de ello bueno.
De momento, ya no queda mucho más que disfrutar, salvo los
ascensos que no han terminado la competición, a lo que, con
estos precedentes, habrá que intentar poner freno y no dejar
que campeen a sus anchas los incontrolados de siempre,
porque festejar los triunfos es importante y bonito, hacer
el gamberro es insoportable.
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