Dos familias se disputan la propiedad de la vivienda número
19 de la calle Castillo Hidalgo (barriada San José). Lo
curioso es que el catastro de la casa está a nombre de una
pareja de novios que acaba de pagar 10.000 euros a uno de
los antiguos ocupantes de la casa. y, mientras tanto, una
parte de la familia Blanco tiene la nota simple, donde
consta que la casa pertenece a sus abuelos, fallecidos hace
décadas.
Hace muchos años, en la vivienda número 19 de la calle
Castillo Hidalgo vivían José Blanco y Dolores Mira. Cuando
estos fallecieron, la casa la heredaron dos de sus hijos,
Enrique y José. José, que cuenta con 81 años en la
actualidad, se marchó a vivir a la Pantera, mientras que
Enrique, de 80, se quedó en la barriada de San José. Hace
algo más de cinco años, Enrique tuvo que marcharse a la Cruz
Blanca a vivir por causas de una vida inadecuada. Mientras
tanto, un amigo suyo que hacía de la calle “su hogar”,
Francisco Velasco Cegado, se quedó en el número 19 de
Castillo Hidalgo con el consentimiento de Enrique. Francisco
hizo del número 19 su nueva casa, tanto es así que en su DNI
consta esta vivienda como su domicilio particular y el
catastro de la casa pasó a tener su nombre. En una de las
casas aledañas vivía Meriem, una joven que decidió
emanciparse con su novio y formar una familia muy cerca de
su madre. Meriem vio que el número 19 de su calle no era una
casa “normal”. “Estaba abandonada, llena de porquería, su
dueño, Francisco, no tenía ni agua ni luz”. Su novio, Younes,
asegura que las ratas “vivían allí”.
Tanto Meriem como Younes consultaron a Francisco si estaría
dispuesto a vender la casa. “Vimos que el catastro estaba a
su nombre, fuimos al ayuntamiento y vimos que Francisco era
el propietario, así que, abogados por delante, las dos
partes, Fransisco y nosotros, firmamos un acuerdo de
compraventa”. De esta manera, el título del catastro pasó a
estar a nombre de Meriem y Younes. Pero no contaron con la
nota simple: el registro de la propiedad señalaba que la
casa era propiedad de José Blanco y Dolores Mira, aquel
matrimonio que falleció hace décadas. Y aquí aparece la
familia Blanco, tanto la sobrina de Enrique y José, como el
marido de ésta, que piden que el catastro vuelva a estar a
nombre de los Blanco, para que así, Enrique, cuando abandone
la Cruz Blanca, pueda volver a la que era su casa hace años.
“Nosotros no queremos vender la casa, sino que Enrique pueda
volver cuando salga de la Cruz Blanca”, comentaron tanto la
sobrina de Enrique y José como su marido. Sin embargo,
Meriem y Younes creen que lo único que quieren estos
representantes de la familia es quedarse con parte de la
venta de la casa. “Nosotros no tenemos nada que hablar con
estas dos personas, porque a quien realmente le pertenece la
casa es a Enrique y a José, que son los herederos directos;
ella es una sobrina que quiere su parte de dinero en una
futura venta”. Younes y Meriem ya han pagado 10.000 euros
por 32 metros cuadrados que estaban hechos una ruina. Ahora,
han comenzado a reformar el interior de la vivienda, pero no
saben si tendrán que afrontar un nuevo pago. “Lo máximos que
estaríamos dispuesto a pagar sería 5.000 euros más, porque
la casa no vale más de 15.000 euros”, apuntó Meriem. Además,
Younes y Meriem van a afrontar una deuda de 1.400 euros que
mantienen Enrique y Francisco con Acemsa. “Ellos no han
tenido en cuenta nunca la casa y ahora, que han visto que la
pueden perder, se han interesado”, afirma la joven pareja.
“Además, nosotros hablamos con José, que tiene 81 años y
está totalmente lúcido, aunque la sobrina de José y su
marido dicen que lo dejemos tranquilo, porque según ellos,
José, como su hermano Enrique, no se valen por sí mismos”.
Manuel y la sobrina ya han presentado una demanda y no se
explican cómo no pueden entrar ahora en la que consideran su
casa. La nota simple les da la razón, pero el catastro y la
historia reciente se las quita. El caso queda listo... para
el juez y por lo civil.
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