Fue la segunda reunión en menos de dos semanas que
mantuvieron vecinos y Ciudad. La primera se celebró en el
despacho de Juan Vivas, ésta, en el Príncipe, con Pedro
Gordillo y el arquitecto municipal presente y ejerciendo
como eje del proyecto que convertirá al Príncipe en un
espacio moderno y una barriada rejuvenecida, a la que
empezarán a acercarse vecinos del resto de Ceuta.
Parece increíble, difícil de imaginar, pero hay dinero para
ello, ilusión y mucho cariño, tanto como el que están
poniendo en la tarea Pedro Gordillo y el técnico Javier
Arnáiz, que incluso se emociona imaginando en su mente
calles más espaciosas, columpios y bancos para las madres
que esperan a sus niños a la salida del colegio. “Pocos
hombres quedan como usted”, le dijo una de las mujeres
presentes en la reunión.
El cometido de Arnáiz pasa, más que por levantar edificios,
por liberar del costreñimiento sempiterno la vida diaria de
los vecinos de tan enigmática y extemporánea barriada a la
vista de los foráneos.
El cambio de turno dentro de la presidencia vecinal no ha
descolocado a la Ciudad.
La dinámica de Laarbi, muy pendiente de sus vecinos, pero
quizá demasiado viciada y con una óptica distorsionada, ha
sido reemplazada por la sencillez de Abdelkamil y una junta
directiva que, de momento, se está mostrando humilde,
abriendo las orejas y protestando muy poco, absorviendo toda
la información que les llega, de nuevos, acerca del futuro
de un barrio que se enriquece.
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