Tenía pensado escribir algo sobre
el asunto de las elecciones europeas y el debate mantenido
por Mayor Oreja y López Aguilar, cuando me llama por
teléfono una amigo, que acababa de recibir el sobre de la
declaración de la renta, para decirme que tenía que pagar
treinta euros cuando él, hasta ahora, nunca había pagado, si
no que había recibido una devolución, poca pero devolución a
fin de cuentas.
Le recuerdo la conversación que tuvimos cuando a todos los
que ganaban, como pensionistas, más de dieciocho mil euros,
les ingresaron los cuatrocientos.
En aquel entonces le hice saber que, esos cuatrocientos
euros, llevaría a la mayoría de los pensionistas que los
recibieron, y que antes le devolvían, a tener que ingresar
alguna cantidad. Su llamada, por supuesto, no ha venido más
que a darme, una vez más la razón, sobre el asunto.
La razón, en la que me basaba para asegurar que de recibir a
tener que pagar al año siguiente, es muy sencilla sólo
bastaba hacer una pequeña cuenta. Al aumentar en esos
cuatrocientos euros lo percibido durante el año la cantidad,
indiscutiblemente, como base liquidable para hacer la
declaración aumentaría y, por tanto, le llevaría a tener que
ingresar a Hacienda la parte correspondiente.
Y a partir de ahora, no cabe duda alguna, que todos los años
le tocará ingresar puesto que la base liquidable, con el
aumento que se da cada año por el IPC, anualmente serás
mayor y eso treinta euros que ha tenido que pagar este año,
se verá aumentado en la próxima declaración. Ya nunca más
volverá a tener devolución en la renta, todo lo contrario,
cada año irá en aumento su ingreso a Hacienda. Eso está de
una claridad meridiana.
¿Por qué no se le dieron esos cuatrocientos euros a las
rentas más bajas?. Muy sencillo, sería entregar ese dinero a
fondo perdido, ya que las rentas más bajas no tienen, en
algunos caso que hacer declaración y en otros siempre les
tocaría a devolver.
Siempre he admirado a todas aquellas personas inteligentes,
con capacidad suficiente para realizar algo que, al final,
les dé beneficios. Y hay que estar, totalmente, de acuerdo
con el que tuvo la idea de dar esos cuatrocientos euros a
las pensiones que cobrasen más de dieciocho mil euros
anuales puesto que ello, a corto plazo, les daría beneficio.
Unos beneficios que ya no se volverían atrás y se recibirían
durantes el resto de los años de todos estos pensionistas
que cobrasen dieciocho mil euros.
Mi amigo, al que ya hace tiempo le había explicado lo que
ocurriría a todos esos pensionistas, entre los que se
encuentra, al recibir esos cuatrocientos euros que, a fin de
cuenta, no significaron nada en su economía, no sabía que
contestarme.
Por fin, al cabo de un rato, no queriendo dar su brazo a
torcer teniendo que darme la razón a cuanto le dijimos aquel
día sobre los cuatrocientos euros, sólo se atrevió a
decirme: “y tú por qué no dejas de pensar y hacer cuentas”.
Desgraciadamente, tengo que pensar y hacer cuentas, cada
día, para pode llegar hasta final de mes. Bueno, tío, un
abrazo y a pagar, que es lo que tienes que hacer. Oiga, me
ha colgado.
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