La barriada Príncipe Alfonso y
Felipe está siendo el foco de atención permenante del
Gobierno de la Ciudad. La evidencia más latente y patente es
el elevado número de proyectos elaborados que se van
acometiendo con la pausa, a veces impaciente, que provoca la
percepción de que las cosas avanzan con lentitud, pero es lo
que tiene enfrentar una macro ejecución por fases y
comenzando por lo que aparentemente no se ve, el subsuelo.
Esta reforma integral diseñada y planificada que ayer
pudieron comprobar con exactitud los nuevos miembros de la
ejecutiva vecinal del barrio, se hace de abajo hacia arriba.
Primero el saneamiento, las conducciones, el abstecimiento
para ir dando paso a renovadas calles, renovados acerados...
y todo ello, aderezado de la extraordinaria complicación de
la densidad de habitantes y de casas. Pero mientras se
trabaja en los proyectos de enjundia ya planificados, no se
abandona aquellas pequeñas obras necesarias para el día a
día. Es lo que tiene enmendar ahora la plana a todos cuantos
gobiernos municipales han pasado de largo en la
responsabilidad de atender un barrio que creció de espaldas
a la administración y que, también ha de decirse, la
administración pocas miradas tuvo hacia el barrio a lo largo
de las últimas tres décadas hasta ahora. En rigor, y ahí
están los técnicos de las distintas Consejerías actuantes en
la reforma integral del Príncipe para certificarlo, el
Gobierno Vivas ha sido el único capaz de mirar de frente al
Príncipe para acometer la muy complicada y
extraordinariamente dificultosa labor de arreglar de una vez
por todas el barrio. Soportando con estoicidad las múltiples
acusaciones demagógicas de fácil recurso entre la
mediocridad, el Ejecutivo ha sabido plantear escenarios de
futuro para la barriada tanto con un gobierno a favor desde
Madrid, como granjeándose la confianza, por lealtad, de
gobiernos centrales de distinto color político. Es un modo
de hacer política adecuadamente. Despacio, sin prisas, pero
sin pausas, pero haciendo las cosas bien, aunque a algunos
no les guste.
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