Desde que estalló la crisis económica se ha intentado
analizar sus orígenes, sus causas, su duración, y sobre todo
las medidas necesarias para comenzar a plantearse la salida
de esta difícil situación. En el estudio de estas variables,
aparecen siempre algunos factores, denominados
estructurales, que son propios de la economía española. Así
hablamos de la dependencia energética del petróleo de
nuestra economía, del déficit exterior, o de la baja
productividad de la economía española.
Estas características decimos que son estructurales porque
su existencia viene de muchos años atrás, y los sucesivos
gobiernos no han podido o no han querido adoptar medidas que
fueran en la dirección de arreglar estos graves desajustes.
Centrándonos en uno de ellos, la productividad,
constantemente vemos en la televisión y leemos en los medios
escritos, que la productividad de España es inferior a la de
los países de nuestro entorno europeo, que año tras año
perdemos productividad.
Pero, ¿Cuál es realmente el concepto de productividad?
Podríamos encontrar diversos significados, así una
definición ya clásica sería “La relación entre la Producción
de un sistema económico y los recursos destinados para
obtenerla” referido a un período de tiempo, generalmente un
año.
La misma definición, quizás con algún matiz, se podría
aplicar a una empresa, pero también se podría aplicar a la
economía de una familia, que seguramente sin saberlo hace
grandes esfuerzos diarios por mejorar su productividad.
Pero este concepto no dice nada en sí mismo, sino que
adquiere su verdadera dimensión cuando realizamos
comparaciones. Y ésas comparaciones son de dos tipos:
1. A lo largo del tiempo
2. Entre diferentes países/empresas en un mismo momento
temporal.
Un ejemplo servirá para entender el verdadero significado de
la productividad.
Imaginemos una fábrica de coches hace 50 años, es decir en
1959, si esa fábrica tuviera una plantilla de 1.000
trabajadores y dispusiera de los procesos técnicos y
organizativos necesarios, podría producir una cantidad de
10.000 coches al año. Sin embargo esa misma fábrica en el
año 2009 y con las mejoras lógicas en sus procesos
tecnológicos y organizativos sería capaz de producir, con
sus 1.000 trabajadores, al menos 60.000 coches al año. Igual
comparación se podría hacer en un mismo momento, entre dos
fábricas situadas en diferentes países y ver cual tendría
mayor capacidad para fabricar el mayor número de coches con
los mismos recursos humanos y materiales, así veríamos
claramente cual es la más productiva.
Por tanto, es en términos relativos, de comparación, cuando
el concepto de productividad alcanza todo su significado y
permite vislumbrar el porqué de su importancia capital en
estos momentos de crisis económica. Así la mejora contínua
en la productividad de las empresas, y por tanto la del país
a la que pertenecen, permitirá aportar mayor valor añadido y
por tanto retribuir a todos los grupos de interés con los
que se relaciona una empresa, y todo ello sin subir los
precios.
Hay que tener en cuenta que los Gobiernos de los países mas
desarrollados, no están dispuestos a asumir un nivel de
inflación superior a un 3% anual, ya que se considera el
nivel a partir del cual los efectos perniciosos de la
inflación empiezan a dañar a la economía de un país. Y este
concepto es el que ha cambiado radicalmente en los últimos
años, ya que hasta ahora se consideraba que la formación de
los precios por la vía del equilibrio entre la Oferta y la
Demanda, era lo que daba sentido al sistema Capitalista en
el entorno Occidental que nos movemos, y se hacía mucho
menos hincapié en la posibilidad de mejorar los costes de
funcionamiento de las empresas; ya que era la subida de los
precios lo que permitía mantener o mejorar los beneficios de
las empresas.
Por otro lado la globalización y la apertura de los mercados
y de las fronteras, ha hecho que la presión de la
competencia haga muy difícil subir los precios y es entonces
cuando se ha empezado a mirar desde la óptica de la mejora
de la productividad.
Es curioso como revisando mis libros de estudiante de
economía, que ya tienen 35 años, sólo he encontrado breves
referencias al concepto de productividad, y que sólo
proponían la sustitución de trabajadores por máquinas.
Seguro que en los momentos actuales los libros que se
estudian en las facultades de economía ocupan muchos
capítulos dedicados a su estudio y análisis.
Por tanto, llegados a este momento, la pregunta clave sería:
¿Qué podemos hacer para mejorar la productividad de las
empresas? Y la respuesta no puede ser otra que la de
promover la mejora de los procesos tecnológicos y
organizativos que permitan incrementar el valor añadido que
consiguen las empresas en la obtención de un bien o la
prestación de un servicio.
La mejora de los procesos tecnológicos hace referencia a la
inversión en lo que se denomina, casi como un logotipo, I+D+
i (Investigación, desarrollo e innovación). En principio son
los países, a través de sus ministerios de Ciencia y
Tecnología, así como las grandes Corporaciones
empresariales, las que invierten en I+D y son las empresas
las que innovan en sus procesos a través de la adquisición
de nuevos equipos que permitan mejorar la productividad.
Sólo realizando grandes esfuerzos en este campo, se
conseguirán resultados a medio y largo plazo que permitirán
aumentar la capacidad de competir de un sistema económico.
La mejora de los procesos organizativos hace referencia a la
implantación de sistemas de gestión por procesos que
permitan aprovechar todo el potencial de una empresa para
conseguir la mejora contínua mediante la participación de
sus trabajadores.
Para conseguir estos objetivos, es necesario un requisito
estructural básico y es que el Sistema Educativo de un país
sea eficaz y capaz de formar a los jóvenes que se van a
incorporar al mercado laboral. Sin embargo en España, el
denominado Fracaso Escolar, limita en gran medida nuestra
capacidad futura de mejora. La escasa formación de nuestros
jóvenes de hoy va a impedir, o al menos disminuir, la
capacidad futura de España como país. Es necesaria la
reforma urgente del Sistema Educativo no solo en la
estrategia de modificar los contenidos y los mecanismos de
superación de los cursos, sino que también, y de manera
esencial en la estrategia de incentivar los valores del
esfuerzo, la formación, el estímulo del trabajo bien hecho,,
etc.
Por otro lado, es necesaria la formación continua de los
trabajadores, una vez incorporados al mercado laboral, que
permita hacer mejor las cosas cada día.
Por último es precisa la participación e implicación de
todos en el desarrollo de las empresas, de tal manera que
seamos capaces de aportar nuestros mejores esfuerzos a la
mejora de esa productividad.
A modo de resumen podríamos decir que la mejora de la
productividad de las empresas, y del país en su conjunto, a
través de la mejora de sus procesos tecnológicos y
organizativos, permite, sin subir los precios, generar mayor
Valor Añadido asegurando su estabilidad en el tiempo y
mejorando sus relaciones con los grupos de interés que les
afectan y que de manera resumida serían:
-Los Accionistas y Empresarios, mejorando su retribución.
-Los Trabajadores mejorando su retribución y su
participación en la gestión.
-Los Clientes/Proveedores manteniendo los precios, mejorando
la calidad de los bienes y servicios y generando Valor como
proveedor de la empresa.
-Las instituciones a través del pago de impuestos, cuotas
Sociales y devolviendo a la sociedad mayor valor a través de
actividades de Responsabilidad Social.
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