Porque parece que, al paso que
llevan con la tala de los árboles de la Plaza de África, en
muy pocos días, precisamente cuando el calor sea fuerte, no
tendremos esa sombra que en más de una ocasión hemos buscado
y nos ha servido, de verdad.
Particularmente me molestan las talas y desde hace pocos
días he comprobado que el ritmo de los cortes cada, día más
en esta bonita plaza, es imparable.
Si a mí me molestan esos cortes hay un grupo de profesores
de Ciencias Naturales que están indignados. El pasado
viernes al mediodía me encontraba con una compañera de
instituto, del departamento de Ciencias Naturales, Clara
Benhamú, y me di cuenta que la indignación se había
apoderado de su talante tranquilo, sereno y educado, pero
que ante un fenómeno como este arboricidio la calma rompe
por la parte de la auténtica sensatez, y sólo la falta de
sensatez lleva a acciones de este tipo.
Es de suponer que haya una explicación a esta “corta” que se
ha llevado de un tirón diez o doce árboles, creo que algunos
de ellos eran yucas, y parece que había otros de distinta
clase, pero ¿Por qué?.
Lo primero que se aprecia es que son diversas especies las
que se han cortado, árboles de bastantes años y que no
aparentan, al menos sus cortes, sufrir ningún tipo de
enfermedad. Y es más, si alguno de ellos hubiera podido
estar enfermo, lo que no sería normal es que diversas
especies fueran a tener una misma enfermedad.
Ni se comprende, ni es de recibo y, cuando menos, merece una
explicación el motivo de esa tala que se viene haciendo
estas últimas semanas.
Ceuta no se caracteriza por tener mucha arboleda en el
centro de la ciudad, con lo que esta especie de oasis, que
representaba la Plaza de África, hubiera merecido una
atención especial y no lo que se está haciendo, salvo que en
lugar de árboles se coloquen estatuas y nos tengamos que
poner a la sombra de alguna gaviota, cuando pase volando por
aquí.
Tenemos que insistir en: “ La pérdida de sombra ¿Por qué?”,
o en “la desaparición de árboles en esta zona ¿Por qué?”.
Hace algún tiempo se eliminaron, se cortaron, varias
palmeras, porque representaban un cierto peligro cuando
había fuertes vientos, y eso del peligro era real, pero con
ello iba paralelo el hecho de que esas palmeras habían
crecido mal por unas podas mal hechas, y ahora mismo hay
alguna, también, en la Plaza de África que puede acarrear
peligro, en cuanto vuelvan los vientos, porque la poda que
se ha hecho en ella ha sido para dejarla muy bonita, como
una “cabecita” arriba, con su cuello perfectamente marcado y
por debajo todo el resto del cuerpo bien diferenciado.
Vimos el viernes como una excursión de chavales de instituto
con algún profesor, tras haber visitado la Plaza de África y
lo que quedaba de sus árboles, había dejado pegados unos
papeles, desde los que se reclamaba sensatez en la atención
de las plantas.
El arboricidio está servido, lo que no sabemos es con qué se
van a reemplazar estos árboles que ya han quedado reducidos
a leña, únicamente.
Una ciudad bonita y moderna, y Ceuta lo es ahora, necesita
árboles, y mucho más en estas latitudes que vivimos, lo
quieran o no los políticos o sus expertos asesores.
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