Sería vanamente iluso (en genial
frase atribuída a Jesús, el famoso “rabí” galileo) ver solo
la paja en ojo ajeno, siendo cegatos a la viga en el propio.
El entramado burocrático de la Unión Europea es
manifiestamente mejorable, así como el alicorto modelo
parlamentario en España; aquí hemos pasado de la
dictatocracia a la partitocracia, sin alcanzar aun un
régimen democrático firme y abierto, digno de tal nombre. ¿Y
en Marruecos…? El panorama es aun más complicado. Los
vecinos aun están tanteando el camino en su azarosa y
meritoria evolución, que no transición pues en puridad no
han tenido -como en España tras 1975- un cambio de régimen.
Agotada la credibilidad de los partidos tradicionales (la
USFP se ha ido al garete, el Istiqlal es una tela de araña)
y con una fuerte remontada islamista, diría que desde Rabat
(fíjense en que no he escrito Makzhén, pues mi intención es
otra) se estaría viendo con buenos ojos la puesta en escena
en el teatro de la política de una nueva formación que aúne
voluntades, rescate figuras carismáticas y, sobre todo,
tienda un cinturón de carácter profiláctico ante,
fundamentalmente, el avance de los islamistas parlamentarios
del PJD (Partido de la Justicia y el Desarrollo). Aquí entra
en juego un político joven y ambicioso, amigo personal de
Mohamed VI y buen conocedor desde su responsabilidad en el
ministerio del Interior de las triquiñuelas internas
marroquíes, pero al contrario que otros con escasos
conocimientos del entorno internacional y, por ende, con una
reducida proyección. Hablo, obviamente, de Fuad Alí El Himma.
Desde el lanzamiento en enero del año pasado del MTD
(Movimiento de Todos los Demócratas), la iniciativa que no
se sabía bien si era carne o pescado acaba desembocando en
el PAM (Partido de la Autenticidad y Modernidad), engrosando
el número treinta y dos del atomizado arco político
marroquí, que rápidamente y bajo su aureola aglutina en su
triunfante congreso durante el último invierno en Benguerir
durante a cinco partidos políticos: el RNI (Asamblea
Nacional de Independientes, de Osman y Mansouri fundado en
1978 y del que es miembro el alcalde de Tetuán, Rachid Talbi)
une sus grupos parlamentarios al PAM, así como el PND
(Partido Nacional Democrático, nacido en 1982 de una
escisión del RNI bajo los auspicios del denostado “factótum”
de Hassán II, el denostado y ya fallecido Driss Basri); el
PED (Partido del Medio Ambiente y el Desarrollo), lanzado
por Ahmed Alami quien no obstante tras su integración en el
PAM parece haberse quitado de en medio); y finalmente Al AHD,
partido creado ya en los tiempos de Mohamed VI en 2002 de la
mano de Najib Ouazzani, arrojado animosamente en los brazos
del PAM en agosto de 2008 pero que, por los motivos que
fuere, iniciado ya 2009 el fundador abandona a Fouad Alí y
su tractor ¡anunciando su idea de crear otro partido
político…!. Sin duda El Himma no es el “Rey Sol”, pero este
valido no parece que aguanta a nadie que le haga sombra. Dos
últimos apuntes: uno, reiterar la indisimulada hostilidad
del PAM a España y su extremada sintonía con los intereses
franceses; dos, una sugerencia en forma de lectura para
Mohamed VI, este joven monarca abierto y reformista que no
lo tiene precisamente fácil: un retazo de historia de
España, la vida y vicisitudes del Conde-Duque de Olivares. Y
el que quiera entender que entienda. Visto.
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