Cuando el octogenario argentino salió al escenario muchos no
esperaban que iba a trasladarles al mundo de la ilusión y la
magia a los pocos minutos de comenzar el espectáculo. Con su
voz pausada siempre como fondo de la escena, René Lavand
enseñó al público que no está todo visto y que hay que ir
despacio para mirarlo todo mucho mejor.
“Cuánto más suave es la caricia más penetra. Yo digo que
cuando más lento es el movimiento, más profundamente llega”.
Esa es la base del espectáculo que el mago René Lavand
mostró a los ceutíes anoche en el Siete Colinas. Sorprendió
a todos los que acudieron a verle con un show pausado y
tranquilo a la par que sorprendente y salpicado de historias
y explicaciones sobre su ilusionismo. Ese es el secreto de
su técnica: la lentidigitación, donde la belleza de lo
simple y de sus historias
Gracias a la Asociación de Artes Mágicas de Ceuta y a la
Consejería de Cultura, los asistentes pudieron vivir en
directo la cita final de la gira de este argentino, labrado
a sí mismo y que tras 73 años de trabajo, puede decir que
pocos logran hacer lo que él hace. Más bien ninguno. Una
sola mano fue la que dio vueltas a la baraja y no hizo falta
más. Un espectáculo irrepetible.
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